Cómo peinar a 250 falleras en cuatro días

Jaime asegura que el secreto para atender a tantas falleras es su amor por las fiesta, un idilio que lo llevó a iniciarse en la que hoy es su profesión cuando su hermana mayor fue fallera mayor de una de las comisiones de Turís, su pueblo natal. Es un perfeccionista nato, quería ver a su hermana «perfecta» y por eso él mismo quiso hacerse cargo de su peinado. Aprendió el oficio de manera autodidacta, a base de revisar revistas y practicar por su cuenta. También trabajó para otros salones hasta que en 2015 dio el paso para montar su propio salón en Ruzafa. Al año siguiente, la buena marcha del negocio lo obligó mudarse a su emplazamiento actual en la Gran vía de les Germanías.

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Lola Soriano

La fama de Jaime Lozano en el mundo del estilismo le precede. Este peluquero de 30 años nacido en la localidad de Turís, en la Ribera Alta, tiene miles de seguidores en las redes sociales, un espacio virtual sobre el que manifiesta la importancia de estar presente: «No estar en estas plataformas significa no existir». A lo largo de su carrera ya había peinado a miembros de la corte de honor y otras falleras mayores, pero estas Fallas sabe que es una de las personas que ayuda a que María Estela brille en cada acto, en cada mascletà, en cada aparición. Jaime madruga día sí y día no para acudir a casa de la fallera mayor de Valencia, aunque el propio peluquero reconoce que hay veces en las que tiene que ir cada jornada a dejar el pelo de María Estela listo y preparado, a la altura del cargo que ostenta, para afrontar todos los actos que se le pongan por delante.

La Semana Fallera es el claro ejemplo de cómo la fiesta se convierte poco a poco en un frenesí en el que alrededor de 250 falleras se pasan por el salón de Jaime Lozano Perruquers. La locura se desata en los días de la Ofrenda porque todas las representantes quieren lucir sus mejores galas ante la Virgen de los Desamparados. «He llegado a trabajar 20 horas», recuerda el peluquero. Su agilidad y experiencia le permiten hacer un peinado perfecto en 20 minutos aunque él mismo reconoce que su récord en cuanto a rapidez está en conseguir acabarlo en sólo ocho. «Si sabes hacerlo y la clienta ayuda, no se pierde calidad aunque se haga más rápido», remarca el dueño de Jaime Lozano Perruquers.

A cada día que se acercan los actos grandes de las Fallas, se vuelve normal la estampa en la que muchas falleras hacen cola de madrugada frente a las peluquerías para pillar cita o peinarse. En Jaime Lozano Perruquers reconocen que esto se da con cierta frecuencia y, para evitar que la clientela espere en la puerta, desde el negocio abren la agenda los sábados para dar cita presencial dado que los dispositivos telefónicos «colapsan». A pesar de que en su salón son seis trabajadores, él es el único especialista en el peinado tradicional valenciano.

Según Jaime, la razón por la que el aluvión de demanda le obliga a trabajar a destajo es que no hay suficientes peluquerías para atender a todas las falleras de la ciudad, o mejor dicho, no todos los establecimientos están especializados para hacer los característico moños y rodetes. A este factor se le suma que la gente «es cada vez más exigente». Sobre si el precio final del peinado cubre el esfuerzo, el tiempo y el trabajo empleados, este peluquero considera que los 35 euros que cuesta en su establecimiento «son justos, aunque el trabajo podría estar mejor valorado».