Pablo Alcaraz
Valencia
Lunes, 11 de marzo 2024, 00:54
Nada más llegar el mes de marzo, Valencia empieza a oler a pólvora. Los decibelios suben sin parar y el ruido de las explosiones de los petardos se expande por cada barrio, por cada calle, por cada casal. La ciudad vive su fiesta grande, pero sus vecinos del mundo animal, lejos del disfrute de sus amos, lo pasan mal. Aunque a primera vista pueda parecer que los disparos que tiene lugar día sí y día también en la plaza del Ayuntamiento a las 14:00 de la tarde del 1 al 19 de marzo son la gota que colma el vaso, «la mascletà es el menor de los problemas para evitar hacer sufrir a los animales».
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Así de contundente se muestra Juan Argüelles, licenciado en Veterinaria con 28 años de ejercicio profesional y actual responsable del departamento de Medicina del Comportamiento del Hospital Veterinario CEU Cardenal Herrera. Este etólogo argumenta que el principal obstáculo para tener una convivencia armónica entre personas y mascotas en Fallas es la continuidad de explosiones durante tres semanas seguidas: «Los petardos están en todos lados y a todas horas».
Argüelles explica que no todas las especies animales reaccionan de la misma manera ante la pirotecnia. Según las cifras que manejan en el clínico veterinario del CEU, los perros serían la especie más perjudicada ya que casi la mitad ven afectada su conducta como consecuencia de los petardos. Concretamente un 40% de ellos. Además, entre un 15 y un 20% desarrollan miedo severo o fobias. Muchas de estas mascotas requieren de mediación que alivie el sufrimiento.
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Los canes presentan tres tipos de patologías motivadas por los petardos. La primera de ellas está relacionada con el comportamiento, es decir, ante el sonido de las explosiones, los perros pueden atacar, intentar huir o quedarse bloqueados. También pueden sufrir reacciones fisiológicas provocadas por la descarga de altas cantidades de adrenalina sobre sus organismos y provocar así efectos como taquicardias, estrés, sudoración, jadeos o ladridos. Por último, también existe sintomatología corporal como la dilatación de las pupilas y el aumento de tamaño de la esclerótica de sus ojos, el encogimiento del cuerpo o el hecho de echar hacia atrás las orejas en señal de peligro.
Los gatos también se ven afectados por los estallidos continuos de petardos. En su caso, los efectos son más difíciles de detectar porque su propio modo de vida les hace ser más sedentarios, acumular más horas de sueño y, sobre todo, utilizar escondites en las casas. Durante el mes que duran las Fallas, se ha detectado que recurren a este tipo de escondrijos de manera más recurrente. Sin embargo, en el caso de los periquitos resulta todavía más indetectable observar los efectos provocados por los petardos. Este tipo de aves pueden llegar a morir por una sobrecarga cardíaca motivada por el estrés del ruido de las detonaciones. Argüelles añade que resulta difícil contabilizar este tipo de defunciones puesto que esta causa de muerte es habitual entre los periquitos aunque sí existen vínculos entre los petardos y el aumento de mortalidad entre este tipo de mascotas.
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Argüelles cita algunos consejos para aquellos que quieran evitarle el mayor sufrimiento posible a sus mascotas durante estas fechas. El primero de ellos es no estar en la ciudad. Una buena manera de hacer que los animales de compañía no lo pasen mal es internarlos en los centros especializados de la periferia urbana. El veterinario manifiesta que estos recintos «se llenan todos los años durante las Fallas».
La segunda recomendación es corresponder al animal cuando este busca cobijo en sus cuidadores mientras es víctima de un ataque de pánico. Argüelles recomienda calmarlos mediante juegos rutinarios para que se tranquilicen y vuelvan a lo que se conoce como el 'entorno positivo'. En cambio, si los dueños no atienden a la mascota existe el riesgo de que esta «pierda la base segura que representa su amo». El último de los consejos consistiría en entrenar a los animales frente al ruido mediante el aprendizaje de hábitos supervisados por especialistas.
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Los expertos defienden que la concienciación social de que existe el sufrimiento animal junto con el de otros colectivos como las personas con autismo o los niños pequeños es vital para lograr el mayor bienestar posible para todos durante la fiesta. Asimismo, la comunidad de especialistas de Medicina del Comportamiento alega que no hay que tenerle miedo al uso de medicamentos siempre que sean administrados por profesionales.
El artículo 10 del Bando Fallero, el que regula la materia de 'fuegos artificiales y truenos detonantes', en su sexto apartado explicita que «para respetar el descanso vecinal y el bienestar animal, se recomienda no disparar artificios pirotécnicos entre las 15:00 y las 17:00 horas». Sin embargo, al no estar considerada como una prohibición al uso, sino que es una recomendación, la Concejalía de Bienestar Animal ha tratado de recordar a la ciudadanía a lo largo de esta última semana que se respete porque, tal como opina Argüelles, «Valencia no es muy estricta con la normativa».
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