La ciudad necesita volver a reír. Ya sea con una bandeja de sushi protagonizada por bebés disfrazados de nigiris, con un chaval rubio simulando hacer 'balconing' o con imitadores de Nino Bravo con más intención de saber hacer, pero Valencia necesita desesperadamente que vuelva a ... salir el sol. «Ya era hora de que nos riéramos algo, hija», decía este sábado una vecina que veía la cabalgata de Ninot a su amiga. Ninguna lo nombraba, pero el pavoroso incendio de Campanar ha dejado a la ciudad tocada.
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Por eso, eventos como la cabalgata del Ninot, uno de los primeros hitos del calendario fallero, se han recibido con los brazos abiertos. Hay ganas de fiesta, sí, pero sobre todo de reír. Lo contrario al miedo es la risa y este sábado se volvió a demostrar en la plaza de la Reina, donde se bailó 'El chiringuito' de Georgie Dann como si no hubiera un mañana porque a veces, simplemente, no lo hay.
En la cabalgata del Ninot participaron siete comisiones. Mejor Colofón se lo ha llevado Els Doctors, mientras que Mejor Figura ha sido para Albacete-Marvà, que también se ha hecho con Crítica y Comparsa. Vestuario se lo ha llevado Quart-Palomar . Se trata de un acto en el que suelen participar siempre las mismas fallas, que son clásicas: Albacete-Marvá, Els Doctors, Santa María Micaela-Martín el Humano o Humanista Mariner son algunas de las que son fijas todos los años. Cabría en algún momento una reflexión sobre un acto en el que año tras años participan las mismas comisiones, pero la tradición va precisamente de repetir lo que funciona.
En el recorrido de este sábado las comisiones han querido poner en el foco en cuestiones tan de actualidad como la inflación o el exceso de turistas. Muchos de ellos, por cierto, se encontraron con la cabalgata de sorpresa mientras paseaban por el centro. Los valencianos intentaban explicarles qué era, pero no es sencillo. Dado que en algunas comisiones el epicentro de la comparsa eran los viajes o lo que no queremos que siga el nuestras vidas, el turismo de botellón o masivo protagonizaron muchas escenas de los distintos pasacalles.
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Fue una edición con menos música que en otras ocasiones. Sí hubo una comisión que, en este sentido, se llevó la palma. Fue Humanista Mariner, que se sirvió de canciones de Nino Bravo interpretadas (en playback, afortunadamente) por falleros de la comisión. 'Mi tierra', 'Un beso y una flor', 'Te quiero, te quiero' y 'Libre' hicieron cantar a miles de personas. Si hay una muestra del éxito de un cantante a lo largo de la historia, es que cincuenta años después de tu muerte miles de personas se arranque con «al partir, un beso y una flor» sin ápice de vergüenza y sabiéndose la letra a la perfección.
El colofón de la cabalgata fue la entrada a la plaza de una pieza de la falla municipal, titulada «Dos palomas y una rama». No era el remate de la falla, sino un patito de ducha enorme alejado de la espectacularidad de otras entradas, como el famoso oso de Escif. En definitiva, se trató de una tarde de alegría y risas en la que las comisiones que tradicionalmente se entregan a este evento (no es sencillo, muchos trajes o disfraces tienen una gran preparación detrás) hicieron todo lo posible para que Valencia volviera a sonreír, aunque fuera por un ratito. Y la verdad es que se agradece.
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