El público ignora la petición de usar la mascarilla en la mascletà

Sólo había que echar un vistazo a la plaza antes y después de la mascletà de este martes para entender que buena parte del público, por no decir la mayoría, ignoró la petición de prudencia y «responsabilidad individual» pedida por el Ayuntamiento y la Delegación del Gobierno. Las mascarillas brillaban por su ausencia pese al riesgo evidente de contagio por el Covid-19.

En los grupos más cercanos a la valla, en los selfies que propiciaba la primera jornada festiva, la protección no estaba o como mucho colgaba del antebrazo o la barbilla. Valencia ha entrado en las Fallas todavía en riesgo alto de incidencia y el domingo pasado, último día conocido, llegaba a 853 casos por cada cien mil habitantes.

Pero eso no parece ser motivo suficiente para muchos. El calor apretó a última hora de la mañana, con lo que la excusa era perfecta. Cruz Roja registró tres lipotimias, pero ninguno de los afectados necesitó ser trasladado a un hospital. El sofoco llegaba más bien del exceso de abrigo al despertarse la ciudad con una mañana fresca.

El concejal de Protección Ciudadana, Aarón Cano, destacó antes del disparo que este año hay más vigilancia en la plaza y apoyo tecnológico para los agentes. Así, una cámara colocada junto a la plantà de la falla municipal tiene capacidad de visionar al detalle prácticamente hasta la estación del Norte, mientras que varios drones de la Policía Local sobrevuelan la multitud antes del espectáculo pirotécnico.

El edil pidió la semana pasada durante la presentación del dispositivo de Fallas que el público no bebiera ni comiera en la plaza, como un argumento más para seguir con la mascarilla puesta. Esto será especialmente difícil de cumplir por el fuerte calor que se registra algunas jornadas.

Estos aparatos no están para controlar si alguien se ha quitado la mascarilla, obviamente, sobre todo porque desde el primer día los responsables policiales insistieron en que la intervención debe ser «proporcional» para evitar un problema de orden público. Son útiles para prevenir situaciones de emergencia en cuanto al control de la multitud y, hasta cierto punto, en asuntos de seguridad ciudadana. Así, el asunto de la mascarilla consiste en un mero ejercicio de responsabilidad.

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