Cuando en 2020 se apagaron las mechas y se acalló la mascletà, el sector de la pirotecnia se alzó sobre el silencio para decir que se morían. Ese estallido de rabia surtió efecto y ahora, cuatro años después, gozan de gran salud. Es algo muy valenciano, resistir una y otra vez y, al final de todo, vencer. Las comisiones falleras gastan, sólo en Valencia, 1,3 millones de euros al año en los más de 120 espectáculos pirotécnicos que contratan todos los años, según el último estudio de impacto económico de la fiesta.
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Hablamos de una historia de éxito anclada en la tradición, sí, pero también en la modernidad, que actúan como dos caras de una misma moneda, dado que el sector ha conseguido maquinaria especializada y mucha más seguridad en los talleres y las fábricas, lo que ha redundado, obviamente, en más seguridad en la calle para los aficionados. Así las cosas, la pirotecnica valenciano está lista para volver a explotar tras el apagón de la pandemia. En Fallas, sí, pero también en la Magdalena o en Moros y Cristianos, o en títulos deportivos, o en bodas, bautizos y comuniones. O este 9 d'Octubre, que ha empezado con un castillo y continuará con una mascletà este miércoles en la plaza del Ayuntamiento. La pirotecnia, alfa y omega de la valencianía, que tiene el fuego y el color como partes indispensables de una idiosincrasia anclada a uno de sus sectores más identificativos.
La directiva europea de 2013 que eliminaba la equiparación de la pirotecnia con los explosivos ha permitido establecer un marco legal claro que ha terminado con las pirotecnias 'piratas' y ha dotado al sector de un armazón normativo robusto.
El aumento de las medidas de seguridad en las fábricas ha eliminado los accidentes con varias víctimas mortales o heridos graves y, además, ha permitido que el almacenaje de artefactos pirotécnicos sea menos peligroso.
Mano a mano con la Generalitat y las universidades, el sector pirotécnico ha creado maquinaria especial que optimiza los procesos de manufactura sin descuidar la seguridad de operarios e instalaciones, tanto durante como tras la fabricación.
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Parecía que el sector no iba a superar la pandemia, cuando se perdieron millones de euros al no poder dispararse los castillos y las mascletaes de Fallas. Sin embargo, la situación se ha normalizado gracias al trabajo del sector y a los aficionados.
Y holandesas, y americanas... Tal como se ha visto en Fallas, cuando la Policía Local de Valencia tuvo que emplearse a fondo para evitar el lanzamiento de artefactos pirotécnicos ilegales, la llegada de material prohibido en España preocupa a los especialistas.
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Reyes Martí ha conseguido hacerse un nombre en un sector masculinizado en el que ya es una de sus máximas exponentes. Su mascletà anual el 8 de marzo en la plaza del Ayuntamiento ha dejado imágenes icónicas pero ella es mucho más que «la» mujer en un sector de hombres. Reyes Martí es ya todo un referente para pirotécnicos y pirotécnicas de todas las edades. No es, para nada, un mal legado que dejar.
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