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El mercadillo de Isabel la Católica, este martes. TONI BARTOLOMÉ

Los comerciantes explotan ante la gran barra libre callejera de las Fallas

Establecimientos de calles como Roger de Lauria o Isabel la Católica cerrarán a partir de este miércoles para minimizar pérdidas

Álex Serrano

Valencia

Miércoles, 15 de marzo 2023

Un impacto económico de más 700 millones de euros, sí, pero distribuido de forma poco equitativa: mientras algunos se hacen de oro, otros ven caer ... la facturación. Varios locales del centro de Valencia cerrarán desde este miércoles y hasta el lunes que viene para minimizar pérdidas después de que la ubicación de mercadillos falleros o el corte de calles amenace con dar al traste con la caja de este mes de marzo. Así lo ha denunciado la Asociación de Comerciantes del Centro Histórico y del Ensanche, sobre todo a raíz de la situación vivida en la calle Isabel la Católica.

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Juan José Gonzalez es gerente de Ca Paquita, una casa de comidas para llevar en plena Roger de Lauria. Un emplazamiento envidiable durante 346 días del año, pero infernal otros 19. La calle es vía de evacuación durante la mascletà, por lo que permanece cerrada buena parte de la mañana. «Perdemos el 60% de la facturación diaria», ha indicado. Por eso, Ca Paquita cerrará sus puertas desde este miércoles y hasta el lunes que viene. «No nos dejan ningún tipo de pasillo, aunque es verdad que hace un par de días que los policías que están en las vallas dejan pasar a quienes vienen a comprar», ha reconocido González, que ha explicado que, sin embargo, muchos clientes «cuando ven un corte no se molestan en intentar pasar». El enfado, o la resignación, en Ca Paquita es morrocotudo, sobre todo porque en las calles perpendiculares «hay locales que multiplican su facturación por dos».

«Perdemos el 60% de la facturación diaria», explican en una casa de comidas junto a la plaza del Ayuntamiento

La colocación de un mercadillo en Isabel la Católica, recién urbanizada, ha terminado por tapar los escaparates de varios comercios. Uno de ellos está molesto y canaliza sus quejas a través de la entidad que preside Borja Ávila. Su gerente, Julia Martínez, ha explicado que para algunos de sus asociados «no merece la pena el esfuerzo». «Es verdad que vamos corrigiendo problemas año a año, pero también es cierto que cuando vemos los planos, lo que consta ahí se parece poco a lo que se pone en la calle: muchas veces, el armatoste es tan grande que tapa totalmente el comercio», ha indicado.

Varios locales del mercadillo, junto a establecimientos comerciales, este martes. TONI BARTOLOMÉ

Tras arduas negociaciones con la concejalía de Cultura Festiva, encargada de la elaboración del bando fallero, esa biblia que rige los designios de la ciudad durante 19 días del año (y que prevalece sobre otras ordenanzas), se consiguió que se prohibiera la colocación de puestos de churros y buñuelos cerca de tiendas de ropa o de electrónica, por el efecto que el humo y la grasa tenían sobre las telas y los componentes eléctricos, respectivamente. Sin embargo, es una pequeña victoria en una guerra que los comercios tradicionales sienten que tienen perdida.

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«Falta sensibilidad con el comercio tradicional», asegura la Asociación de Comerciantes del Centro Histórico y del Ensanche

«No se pueden tapar los escaparates porque provocas que haya comercios que cierren toda la semana», ha lamentado Martínez: «Hay comercios que dicen que para estar como están, prefieren cerrar». Los empresarios del centro piden «sensibilidad» para que los comercios «puedan trabajar». «Es una semana de pérdida de ventas. Es un mes difícil pero si encima te tapan la vista…», ha deslizado. Los puestos no se pueden colocar en el centro de la calzada porque se necesitan «cinco metros de ancho para que pasen ambulancias y coches de bomberos».

Una mañana de mediaciones

Martínez ha llevado este martes toda una mañana de mediaciones. Por ejemplo, ha tenido que acudir a la plaza de la Merced para hablar con una brasería «que llena de humo los locales de alrededor». «Me dicen que no se pueden poner extractores de humo porque tendrían que llevarlos por encima de los edificios», ha explicado. La asociación se multiplica estos días para llegar a intentar solucionar estos problemas que afectan a decenas de locales en el centro de la ciudad. También a restaurantes o cafeterías, que tienen que retirar sus mesas y sillas desde las 12 de la mañana para dejar expeditas las calles de alrededor de la plaza del Ayuntamiento.

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Y no tiene por qué pasar únicamente en el centro. Locales del Marítimo también han decidido cerrar estos días. Curioso que ocurra mientras la ciudad recibe un millón de visitantes, pero también mientras las calles se vuelven impracticables para cientos de miles de personas.

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