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160 años dando noticia del tiempo a los lectores

160 años dando noticia del tiempo a los lectores

¿Trampa o pereza? Los registros meteorológicos españoles tienen más de dos siglos de antigüedad; pero solo se usan los recientes, desde 1950

F. P. PUCHE

Domingo, 23 de marzo 2025, 08:14

Cuando se aproxima su 160 aniversario, LAS PROVINCIAS puede presumir sin ruborizarse de ser el medio de comunicación valenciano que más tiempo lleva dando a sus lectores una información meteorológica fiable y rigurosa de forma continuada. Suministrada siempre por la Universidad de Valencia o por el Servicio Meteorológico oficial de cada momento, en nuestra colección hay millones de datos sobre la evolución del clima. Sin embargo, en los últimos tiempos -bien por pereza, bien por trampa interesada- los registros que se usan para hacer algunos análisis o comparaciones climáticas suelen tomar como referencia los registros reunidos... desde 1950.

«Observatorio Meteorológico de la Universidad de Valencia. Estado atmosférico del día 30 de enero de 1866 a las nueve de la mañana». Esa fue la primera información que dimos a los lectores en el primer número de vida de LAS PROVINCIAS, el 31 de enero de 1866. No llevaba predicción, no decíamos si se esperaban lluvias o no, porque la ciencia entonces, aún no lo podía hacer. Pero sí se suministraba una información suficiente sobre el estado del tiempo para que un lector culto se hiciera una idea cabal de la situación. En todo caso, los registros, que incluían los del barómetro, termómetro, humedad relativa, dirección y fuerza del viento más estado del cielo, temperaturas máximas y mínimas, evaporación y lluvia caída, configuran un banco de datos que normalmente se ignora a la hora de confeccionar estudios sobre la evolución del clima.

El repaso de nuestra colección indica que siempre hemos puesto a disposición de los lectores la mejor información del tiempo que estuvo en nuestras manos. Mientras existió el servicio, dimos la del Observatorio de la Universidad, que estaba situado en el edificio de La Nau, en la esquina de las calles de Salvá y Universitat, una instalación que sufrió diversas vicisitudes, entre ellas las del incendio del edificio universitario, en 1932.

Precisamente fue José Ángel Núñez, en la actualidad jefe de AEMET en Valencia, quien en 2017 tuvo el buen gusto de recopilar todas las circunstancias por las que ha atravesado la información meteorológica en la ciudad de Valencia en un trabajo de gran interés que hoy nos sirve de guía. Y que se abre con los primeros datos publicados, en 1790, en el 'Diario de Valencia', la primera publicación de periodicidad diaria que se conserva.

Núñez indica que «el primer observador conocido fue Francisco Antonio Espinós», un maestro relojero, que facilitó datos para 'Diario de Valencia'. Empezó su interesante tarea hacia 1804, cuando la Marina Española ya estaba recopilando datos en el primer Observatorio naval, creado en 1753 por el valenciano Jorge Juan. Fue en 1861, cinco años antes de la aparición del periódico, cuando la Universidad tuvo su primera instalación meteorológica y astronómica, al tiempo que se creó la del Instituto de Alicante. En su estudio, Núñez dio importancia al Observatorio Meteorológico de la Universidad, que fue sustancial en las observaciones y predicciones valencianas durante décadas, sobre todo gracias al impulso del doctor Monserrat. Son las que LAS PROVINCIAS vino utilizando y dando a sus lectores día tras día.

La radio y la globalización

La radio, la telegrafía sin hilos, permitió globalizar la meteorología. Los franceses, que comenzaron a trabajar muy pronto en este campo para competir con los avances de Marconi, ubicaron sus mejores antenas en la torre Eiffel desde 1904.

En LAS PROVINCIAS de 13 de abril de 1913 podemos encontrar una conferencia en el Ateneo Científico, en la que el profesor Zumalacárregui explicó la utilidad de esa señal parisina para ajustar con puntualidad la hora y los radiogoniómetros en todo tipo de barcos, así como en los servicios esenciales, como el ferrocarril. También emitía la torre Eiffel un eficiente informe de su Gabinete Central Meteorológico, que se alimentaba, además, de los partes y predicciones que se recibían tanto desde los Estados Unidos como de los barcos que cruzaban el Atlántico y de una docena de países europeos.

En España, aunque el Ejército tenía desde 1911 las instalaciones de radiotelegrafía de Carabanchel, en enero de 1912 puso en actividad, en Aranjuez, equipos de telefonía sin hilos. Alfonso XIII inauguró la estación con un radiograma a la reina Alejandra, a los reyes de Inglaterra que viajaban a bordo del 'Messina', al rey de Italia y al propio Guillermo Marconi. Con la presencia del rey se puso en pie una red que tenía estaciones en Vigo, Cádiz, Barcelona, Soller, Tenerife, Las Palmas... y una más, todavía por ubicar en un ambiguo 'Levante', que bien podría situarse en el Cabo de la Nao o en el de San Antonio.

Pero fue en 1913, cuando, por decisión del ministerio de la Guerra, llegó a los campamentos militares de Paterna una buena instalación radiorreceptora, sistema Telefunken AEG, pionera en Valencia. Ese mismo año, la Universidad ubicó una instalación vinculada a su Observatorio Astronómico, que recibió también la señal de la hora oficial: con ella reguló todos los días el reloj de su claustro docente de la calle de la Nave, que fue largo tiempo hora oficial. Allí estaba ubicado también el telescopio y la estación de radio. Y desde noviembre de 1913, el 'Servicio Especial Meteorológico de la Federación Agraria de Levante' se publicó en LAS PROVINCIAS, nutrido por los partes meteorológicos que la torre Eiffel emitía desde París y que el Ejército recibía en los cuarteles de Paterna.

La presencia de la aviación reclamó una meteorología más exigente. Es así como, al comenzar la guerra civil española y trasladarse el Gobierno a Valencia, vino también a la ciudad el Servicio Meteorológico Nacional, que se ubicó en las antiguas instalaciones de la Universidad, reconstruidas, según el interesante estudio de Núñez, tras el incendio del año 1932. Con todo, las necesidades bélicas llevaron a ubicar un sencillo observatorio en los Viveros, en el miramar de la alquería de Canet. Los diversos aeródromos militares tenían también sus puntos de observación y predicción rudimentaria.

Unos años después, ya en tiempos de paz, los Viveros albergaron el actual observatorio del Servicio Meteorológico Nacional, que comenzó a funcionar en 1946 tras la cesión de suelo hecha por la ciudad a tan esencial servicio público. Ese centro, y el de Manises, han alimentado la información meteorológica básica que el periódico ha venido dando a sus lectores, constantemente, desde 1866.

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