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A. Talavera
Algemesí
Jueves, 5 de septiembre 2024, 18:34
Un trocito de la conocida calle Laurel de Logroño en pleno centro de Algemesí. Desde hace tan sólo un mes ha abierto sus puertas el ... Bar Laurel, regentado por Olga Clavel y su hijo Nico, que hasta hace poco trabajaban en un emblemático establecimiento de la capital riojana, La Tavina.
Con la misma esencia de los bares de la calle de tapas más conocida de España ha llegado a Algemesí este nuevo local que está teniendo una gran acogida. «Queríamos mantener nuestra filosofía, un bar con barra, ventana a la calle, que se pareciera a los bares de la calle Laurel», explica Olga dentro de su nuevo bar ubicado en la calle Sant Josep de Calassanç.
Y es que nada más cruzar el umbral de la puerta el cliente se traslada mucho más al norte, al bullicio de los bares de Logroño. Una pared llena de vinos, la mayoría de la Rioja, como no podía ser de otra forma, pero también valencianos o Ribera del Duero. Un total de 65 referencias y siempre a la temperatura exacta para degustarlos de la mejor forma.
Junto a los vinos, una gran imagen de un viñedo realizada por su sobrina cubre otra de las paredes. Una forma de sentirse en casa para esta madre y su hijo que echan mucho de menos su hogar. «Lo que más es a la familia, a mi nieta, a los amigos», comenta Olga emocionada ya que desde hace un año se trasladó a Algemesí por amor. Allí ha iniciado una nueva etapa hostelera sin perder sus raíces.
La barra se encuentra llena de tapas riojanas. Oreja rebozada, patatas a la riojana, picadillo de chorizo, morcilla de Burgos con pimiento del piquillo o uno de los platos estrella, el cojonudo. Una tapa compuesta por un huevo de codorniz, chorizo directo desde el centro de Logroño y una tira de Alegría riojana para aportar el sabor picante. «Hemos traído el mundo del vino y el picoteo porque aquí no se encuentra ninguna barra de pinchos como ésta», destaca Olga que habla con pasión de su negocio.
Detrás de la barra, en lo alto, y emulando a todos los bares de la calle Laurel, una pizarra donde se pueden ver parte del listado de vinos que tiene el local. Y no podía faltar, una bandera de La Rioja.
«Laurel es el hijo pequeño de La Tavina. Mi exjefe lo vio y me dijo que tenía el espíritu de la Tavina», comentan Olga y su hijo. Un espíritu que los clientes que también han visitado el famoso bar que da la bienvenida a los visitantes de la calle Laurel confirman cada vez que entran al establecimiento de Algemesí. Un guiño al antiguo hogar gastronómico de los propietarios que también se puede apreciar en el cartel con el nombre del bar, muy similar al de Logroño.
En Valencia no existe una cultura de la tapa y el vino tan arraigada como en otros lugares de España pero esto no está siendo impedimento para que esta tradición vaya consiguiendo nuevos adeptos en Algemesí.
«La gente agradece que todo sea casero y van probando cosas nuevas con cada vino. Ahora uno de picadillo, luego otro de tortilla y eso está gustando mucho», explica Nico. Y esto se nota ya que este primer mes de apertura está siendo muy bueno. «Una acogida impresionante, nos decían que en agosto sería difícil porque no hay gente en el pueblo pero hemos tenido esto lleno», afirman.
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42 tapas diferentes ha preparado Olga en estos primeros días y una de las características, además del amor por su trabajo y el buen hacer, es que buscan productos de proximidad y calidad. Así las tapas riojanas del Laurel están preparadas con las materias primas de esta localidad ya que una de sus máximas es integrarse y formar parte de Algemesí.
«Tenía miedo por si la gente no entendía este concepto, que es diferente al habitual por aquí, pero hemos visto que está gustando mucho. Y las terrazas se llenan porque les gusta mucho la calle», destaca esta hostelera que lleva más de 25 años dedicándose a este sector que se ha convertido en su forma de vida. Sin embargo, Olga comenzó por casualidad en este sector para conciliar su trabajo con el cuidado de sus hijos. Desde hace años comparte esta pasión con uno de ellos que no dudó en apuntarse a la nueva aventura en Algemesí.
Madre e hijo se preparan ahora para los días de fiesta más grande en la localidad, las celebraciones de la Mare de Déu de la Salut que tienen lugar este fin de semana. Una fiesta declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco que reúne a miles de personas en las calles de Algemesí. Durante estos días servirán cientos de tapas pero no cacahuetes. Y es que han preparado unas camisetas para las fiestas con el eslogan ''No cacaus, no papes, no olives' ya que su filosofía es la de que los clientes disfruten de los elaborados pinchos y así diferenciarse de los bares que acompañan las cervezas con estos snacks. «Tenemos otra forma de trabajar», señalan y por ello defienden su cultura del buen vino y la tapa.
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