Os doy mi palabra que en unas líneas entenderéis perfectamente el título de mi reflexión de esta semana en este patio de todos vosotros que es 'El sitio de mi recreo'.
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Os pongo en antecedentes, mientras escribo estas líneas sentado en el vagón en silencio ... del AVE entre Madrid y Alicante acompañado por doscientos pacientes viajeros en edad adulta que van a celebrar su merecido Inserso en las benditas playas de Benidorm, hay palabras o términos que me vienen a la cabeza tras tres días intensos en HIP (Hospitality Innovacion Planet), el mayor y mejor congreso de la industria de la hospitalidad. Reflexión, autocrítica, sinergias, saber, compromiso, esfuerzo, gestión o personas son los argumentos que caracterizan y han marcado el espíritu de HIP desde hace ya ocho ediciones.
Año tras año las buenas gentes de HIP con Manel Bueno y Erika Silva junto a sus equipos y con el legado profesional de Eva Ballarín en las seis primeras ediciones, han seguido apostando por ser pioneros e innovadores en todo lo que concierne a la industria de la felicidad y de su ejemplo nace el título de mi reflexión: «El 'efecto wow' que no es otra cosa que la capacidad de sorpresa y fascinación ante una experiencia. Es simplemente superar las expectativas y centrase en la parte emocional como eje de todo. Y emoción ha habido y mucha en HIP. Podría escribir mil columnas relatando los momentos wow de HIP, de sus charlas, debates, mesas redondas, ponencias, 'keynotes' o de sus 'summits', pero voy a centrarme en la parte inspiracional que siempre ha marcado todas las ediciones de HIP.
Si la hostelería, la hotelería y todo lo que tenga que ver sobre la industria de la hospitalidad son un reflejo de la sociedad a la que sirve, son ellas también las que debe recibir la inspiración que las gentes y las sociedades les brindan. Da igual que sean personas ajenas al sector, el sector siempre es agradecido receptor de esos sabios consejos. Os voy a compartir dos momentos wow que realmente superaron todas las expectativas y en donde las emociones salieron a relucir entre un público profesional del sector: la chala inspiradora de Roberto Canessa y la representación de un servicio completo del restaurante Coque –dos estrellas Michelín- en el escenario. Dos acontecimientos llenos de inspiración, magia, saber y emoción.
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El doctor uruguayo Roberto Canessa es uno de los supervivientes del accidente aéreo de los Andes de 1972 y uno de los personajes protagonistas de las distintas adaptaciones del suceso al cine, también de 'La sociedad de la nieve'. Tal vez os preguntéis qué tiene que ver esta charla, este efecto wow, en un congreso de Horeca (Hoteles, restaurantes y cafeterías), pues mucho. La hostelería tiene la capacidad de superar las adversidades, se adapta a los momentos y a los entornos, trabaja en equipo, es resolutiva y resiliente, algo que nos trasladó emocionado Roberto Canessa. Os dejo unas frases que su charla en la que muchos dejamos caer alguna escondida lágrima: «Allí aprendimos que a veces la cima no está donde tú crees, está donde se le antoja, y además en el camino pasan cosas que no están en tus cálculos, pero hay que saber adaptarse de nuevo». «En la vida tiene que haber 8 horas de trabajo, 8 horas de sueño y 8 horas de crecimiento personal, porque la vida pasa. Cada momento de la vida tiene algo para vivir». «Todos tenemos mucho más de lo que necesitamos y hacemos menos de lo que podemos». «Aprende a diferenciar entre problemas y obstáculos, porque no todo son problemas».
Reflexionemos (hoy mi clásico final solo puede venir después de estas palabras llenas de inspiración).
Y el segundo efecto wow con los grandes hermanos Sandoval. Mario en la cocina derrochando imaginación y sensibilidad, Rafael armonizando y equilibrando toda la experiencia y Juan Diego Sandoval como maestro de ceremonias del mimo y el cuidado al comensal, forman el equipo perfecto para vivir el ritual del servicio en su máxima expresión, y verlo en directo es algo que les honra y que nos permitirá disfrutar a todas y todos. Tal como hizo en su día el gran Ferrán Adrià democratizando la cocina y acercándola a todo el mundo, los hermanos Sandoval democratizan, acercan y suavizan la rigidez del servicio para el disfrute.
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El servicio en su restaurante suele durar entre cuatro o cuatro horas y media y lo realizaron en vivo y en directo en 25 minutos ante una sala abarrotada que les brindo un aplauso eterno. Hacer cócteles en directo, montar una mesa para cuatro comensales, sentarles y serviles todo un menú degustación en sus magníficas vajillas mientras flambeaban y elaboraban platos delante ellos. Todo ello acompañado por el gran Rafael veneciando un vino de Jerez o realizando junto a su sumiller Alex Pardo el degüelle de una botella de Oporto. Y el gran Juan Diego relatando y organizando todo. Inspiración pura y ejemplo práctico y didáctico de un servicio excelso. Magia e inspiración a grandes dosis. Bravo por los Sandoval.
Y no puedo terminar sin compartir algún efecto wow más en forma de palabras: bienestar laboral, cariño, mimo, cuidado, gestión, conciliar, amar y dar cariño.
Por más momentos de efecto Wow en nuestra industria de la felicidad. De nuevo, reflexionemos.
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