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Rafael Conde, junto a la vitrina a primera hora de la mañana, preparada para el almuerzo. damián torres

El bar de almuerzos que cocina la compra del cliente en el mercado

Mercado Jerusalén es uno de los locales más afamados por los gourmets de la comida a media mañana por sus preparaciones y la excelente materia prima

Jueves, 29 de septiembre 2022, 19:56

La calle San Vicente, en su tramo entre la plaza de España y San Agustín, parece una frontera que sólo se cruza hacia el este en Fallas, cuando nos dejamos deslumbrar por las alturas imposibles de la falla Convento Jerusalén, encajada milagrosamente entre esquinas. Pero ... este pequeño barrio acotado por vías de tren y avenidas (Gran Vía Ramón y Cajal, calle Xàtiva) esconde algunas joyas que no hay que dejar pasar. Por ejemplo, el Trinquet de Pelayo o el mercado de Convento Jerusalén, que en su entrada desde la calle Estrella da paso a una cafetería.

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El propio hall de entrada al mercado es parte de la zona de mesas del bar, un entorno que queda ampliamente compensado con el contenido de la vitrina de la barra, donde a primera hora de la mañana se muestran alineados algunos de los platos que han convertido este bar de barrio en una de las paradas obligatorias para los amantes del almuerzo.

Arriba, la vitrina del bar. Abajo, un bocadillo de blanco y negro con habas. A la derecha, Rafael Conde. D. Torres y LP

El secreto lo cuenta Rafael Conde, gerente del bar Mercado Jerusalén, que se levanta a las cuatro de la mañana para comprar en los propios puestos la materia prima que utilizará en la cocina. “Una buena atención, un género de primera y un buen precio”. Aunque en los últimos meses haya tenido que subir el precio del almuerzo de cinco a seis euros, apurado por el incremento de los costes. “Estamos en la media de Valencia”, dice Conde, que sabe que a pesar de la fama es un bar que frecuentan vecinos y trabajadores del barrio.

“La especialidad son los pinchos morunos caseros. Compro un jamón entero, lo hago a trozos y lo cocino durante tres horas. O el pollo a la cerveza o al curry, que no se prepara con pechugas y salsa por encima, sino que lo cocino con el muslo y el entremuslo deshuesado para que quede más jugoso”, explica Conde, que siempre quiso dedicarse al mundo de la hostelería.

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En total, la vitrina del pequeño bar del mercado tiene una veintena de tapas, todas preparadas con productos frescos comprados en los puestos vecinos. “Además, quien quiera puede venir con la compra del mercado para que se la cocinemos, siempre que no sea hora punta”, explica Rafael Conde, que abre también para comidas y cierra a las cinco de la tarde. Cuidado los martes, se celebra mercadillo y el local se llena hasta la bandera.

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