La cafetería al estilo parisino que enamora a Fierro

«La Petit Brioche es un punto de encuentro en el barrio, un sitio para no tener que pensar», dice Carito Lourenço, socia de esta nueva ubicación de la empresa. Un concepto de restauración cada vez más expendido por España, pero que cuando abrió el primer local de La Petit Brioche en la calle Sorní, era un modelo bastante sorprendente. Algo así como el 'Central Perk' de Friends, da igual la hora que sea, la compañía que lleves, el hambre que tengas: encontrarás seguro lo que estás buscando.

Noticia Relacionada

La ciudad francesa donde almuerzan como Valencia y sus vecinos no lo saben

EL DESCUBRIDOR

Fue Benjamín Gallent, dueño y fundador de La Petit Brioche, quien en 2013 abrió su primer local en el número 28 de la calle Sorní. Una pareja de prestigiosos cocineros, Carito Lourenço y Germán Carrizo, se enamoró del concepto. Fueron primero clientes, después fans y finalmente socios, a través de tu empresa Tándem Gastronómico, un grupo empresarial con varios proyectos, entre los que se encuentra Fierro, el restaurante de Ruzafa con estrella Michelín. ¿No es esta la mejor forma de hacer negocios? Un concepto, Coffee & Bakery, inspirado en la clase de locales típicos de ciudades como París y Nueva York, que si algo tienen en común es la cantidad de gente que al final del día frecuenta sus calles. Dos grandes ciudades con un ritmo frenético en las que el calor de barrio es siempre reconfortante, a la par que necesario.

Al fin y al cabo, lo que todos buscamos es ser un poco menos pequeños en un mundo de hormiguitas y un «¿lo de siempre?» es la mayor muestra de cariño que puede ofrecerte alguien. Así es pues La Petit Brioche, una cafetería abierta desde por la mañana hasta la hora de la cena: desayuno, brunch, comida o merienda, el café de entre horas, la pausa de mediodía, una cita en el último momento… En su carta encontrarás desde unos huevos Benedict hasta una coca de llanda, todo elaborado siguiendo la misma filosofía: materia prima de calidad, elaboración artesanal y una buena ejecución.

Un combo que, al parecer, funciona a la perfección y que La Petit Brioche espera poder seguir expandiendo por muchas zonas más de Valencia, alcanzando su particular nirvana: estar cerca de la gente del barrio, ser el sitio al que ir sin pensar.