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El discreto encanto de la cantinas o los bocados que saben a gol

HUEVOS ESTRELLADOS ·

La barra de los campos de fútbol, un modelo de restauración muy extendido en la Comunitat

Jueves, 29 de septiembre 2022

Empieza la temporada de futbol en todo el país y con ello vuelve la fiebre del fútbol con miles y miles de niños detrás de un balón. El fútbol arrastra a las masas y estos construyen los cimientos de lo que será el futbol en un futuro. Hacer ejercicio es saludable y es bueno que los niños practiquen algún tipo de deporte donde aparte de mejorar su salud, mejoran sus relaciones sociales y aprendan a desenvolverse en el día a día con más garantías de éxito.

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Aunque no os lo creáis, desde que mi hijo nació tuvo claro que su deporte favorito era el fútbol y por muchas intentonas de su padre para que mirase hacia otro deporte, fue un esfuerzo en vano que no sirvió para otra cosa que para incrementar su interés por el fútbol. Así que a la edad de 6 años pisamos el primer campo de fútbol y desde aquel día, todos los fines de semana tenemos partidos. Unos fuera y otros en casa como es natural. Pues bien, en ese camino de acompañamiento como padre por ver jugar a mi hijo cada sábado, me di cuenta que en la gran mayoría de campos de futbol e instalaciones deportivas siempre hay adherida una cantina, un bar o un restaurante.

Si buscamos la definición de cantina encontramos que se define como aquel establecimiento en el que se sirven bebidas y comidas, que puede formar parte de una instalación mayor. Y así es. Después de varios años peregrinando de un pueblo para otro, yo me pregunto: qué haríamos los padres sin poder comprar una botella de agua, tomar un café o en el mejor de los casos almorzar durante toda la mañana. El almuerzo es en nuestra comunidad una comida igual de importante que el resto de comidas del día y por tanto, el papel de una cantina durante la semana, pero sobre todo el fin de semana, supone un alivio y un momento de relax entre los padres de un mismo equipo.

Es cierto que no siempre coincide la hora de jugar con la hora del almuerzo pero ahí está riqueza de la cantina. Si juegas muy temprano, siempre puedes tomarte un café con leche, o un café. Por lo general, todas las cantinas hacen un buen café y eso es de agradecer. Si el partido es pasado la hora del almuerzo siempre podemos tomarnos alguna cerveza intercambiando las impresiones del partido. Lo ideal es que la convocatoria sea alrededor de las diez de la mañana para poder almorzar antes del partido o justo después y así poder almorzar junto a nuestros hijos al finalizar el partido.

Durante nuestro periplo por los campos de fútbol nos hemos encontrado con muchos tipos de cantinas. Algunas de ellas dejaron de ser cantinas para convertirse en bares e incluso en restaurantes. Lo habitual es encontrarnos con un pequeño recinto no muy lejos del campo de fútbol. Los hay que están pegados y desde donde puedes incluso ver el partido mientras almuerzas. Otros quedan un poco más lejos y hacemos un pequeño peregrinaje como algo sagrado, para saciar nuestras necesidades gastronómicas. Otros solo tienen una barra con una pequeña cocina con una terraza cubierta de un cañizo par dar un poco de sombra. Pero todos ellos abren temprano, a la misma hora que empiezan los partidos y ya están listos para atender a los padres nómadas que semana tras semana acuden de diferentes lugares para pasar la mañana.

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Son lugares que visitas una vez durante la temporada y puede que incluso no vuelvas hasta dentro de unos años, cuando tu equipo vuelve a coincidir coincide el mismo equipo otra temporada. Las pizarras donde aparecen los almuerzos son muy de andar por casa. A veces, aparece un pequeño listado de bocatas escrito con un simple folio pegado en la pared. No hay mucha variedad, pero sabes que no puedes exigir mucho más. Son locales de «fin de semana» básicamente, aunque suficiente para aplacar las ganas de almorzar y cumplir con el objetivo: almorzar.

Los almuerzos típicos son los de tortilla de todo tipo, aunque la de patatas es la reina. Los de lomo, embutido plancha y pisto. Algunos ofrecen incluso sepia o carne de caballo, pero no es muy habitual. Los hay que preparan brasas para hacer torrà. Entonces es como si te tocara la lotería. Respecto a la bebida la variedad es similar a la de los bares, aunque muchas veces se sirve en vaso de plástico y en bote, sobre todo si estás a pie de campo. El «cacau» y las aceitunas también se suelen ofrecer.

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Los propietarios de la cantina tienen que estar preparados para servir los almuerzos de forma convulsiva durante la mañana. Los padres acudimos todos de golpe. Los del partido de las nueve, los de las diez o los de las 11. Por eso se entiende que el almuerzo de cantina se sirve y se come más rápido que el almuerzo tradicional, ya que a lo largo de la mañana del sábado pueden pasar muchas familias en un espacio de tiempo reducido.

Estamos por tanto, condicionados por el tiempo que dura el partido, la hora de inicio y de fin. Sin embargo, hay cantinas de durante los años han ido adquiriendo entidad propia y han pasado a tener una connotación más de bar, donde hay más espacio y donde no todo el que allí acude va a ver un partido de fútbol. En estos casos la oferta gastronómica es mucho más amplia y las instalaciones más preparadas. Hay otros que incluso se han convertido en restaurantes en días festivos y señalados y otros son maestros arroceros que preparan arroces para llevar. En todos los casos, la restauración corre por sus venas.

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Por ello, pienso que la labor que desempeñan las cantinas de nuestra comunidad en general, tienen un valor gastronómico de mucho peso, con un vínculo muy arraigado al almuerzo y pesar de ser probablemente el escalón menos visible y ostentoso en el mundo de la restauración, no dejan de ser por ello menos importantes. Son, bajo mi punto de vista, los imprescindibles del fin de semana en los campos de fútbol y son los encargados de dar vida al fin de semana y favorecer el desahogo de muchos padres y madres durante la mañana de un sábado o de un domingo.

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