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Hace un año que no se habla de otra cosa en la Safor. Los asiduos de los populares almuerzos, tan arraigados en la comarca, no ... dejan de recomendar Ca Juan, un local que abrió en marzo de 2022 en Daimús y donde se ven los bocadillos más grandes y más llenos de toda la zona. El bar ofrece almuerzos, comidas y cenas, pero en cuestión de meses se ha hecho famoso por sus bocadillos gigantes y por ofrecer cazuelas de all i pebre, el típico guiso valenciano elaborado con anguilas.
El local está regentando por Juan Benavent Ferrer, de 47 años. Aunque lleva tres en hostelería, viene de familia relacionada con el sector. El gerente de Ca Juan lo explica claro: «Quiero que la gente encuentre para almorzar lo que yo buscaba cuando trabajaba en otra cosa y tenía que comer en bares a media mañana para reponer fuerzas».
Juan Benavent fue constructor, pero esta profesión le cansó y pasó a la hostelería. Regentó durante un par de años el bar de un camping en Daimús y ahí es donde aprendió a dominar las brasas y a pensar en dar comida abundante a los clientes. Fue entonces cuando trasladó su actividad a Ca Juan, en plena travesía de la CV-670 de Daimús. El local recae también en la calle Crist Rey de Daimús: «Queríamos estar cerca de Gandia, pero en un entorno tranquilo, donde la gente pueda aparcar y se sienta en un pueblo amable».
Este bar ofrece bocadillos que son barras enteras y su contenido sorprende a cualquiera. Desde el 'metralleta' hasta el 'caníbal', son algunos de los gigantes panes rellenos que saca cada día para almorzar: «Solemos dar unos 150 almuerzos al día, unos cien bocadillos y unas 50 cazuelas. Estos guisos también son individuales y a simple vista parece que podrían comer de uno de ellos dos o tres personas.
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La lista de bocadillos es larga pero el más vendido es el de 'carrillada'. «Lleva la carne de cerdo, salsa de setas y cebolla crujiente. Tras este todos son un completo éxito, pero destacan otros como el de 'carne de caballo', que además de este particular ingrediente lleva también bacón, queso y cebolla caramelizada. Los otros dos clásicos del Ca Juan son el 'caníbal', con salsa americana y carne picada, queso chédar y huevo frito; y el 'metralleta', con pechuga empanada, lechuga, tomate, patatas fritas y mayonesa.
La oferta de 'megabocatas' no se acaba, pero por citar algunos más resaltan el 'philadelphia', con tiras de ternera, cebolla a la plancha, queso y salsa de setas, o el 'montañés', que une panceta, longaniza y patatas fritas. En la carta no podía faltar el 'chivito', que lleva lechuga, tomate, mayonesa, lomo, bacón, queso y huevo frito.
«Lo más curioso es ver las caras de asombro cuando los sacas, la gente dice que no va a poder comérselo, pero la mayoría al final se lo acaban hasta el final, pocos son los que se lo dejan o se llevan lo que no se han comido». Pero los almuerzos no son gigantescos sólo por los bocadillos. Benavent se pone cada mañana al frente de su parrilla y saca 'torràs' para todos aquellos que se la piden. «Por diez euros, panceta, una longaniza blanca y otra roja, una chuleta de cerdo y otra de cordero y una morcilla; bebida, café y pan. Es un verdadero éxito».
Pero para éxitos las cazuelas que sirven. «Queremos que la gente almuerce los guisos tradicionales de nuestras abuelas y por eso en la carta reina el all i pebre, con anguila, patata, pimentón y ajo. Se vende mucho y triunfa entre los clientes».
Pero junto a este guiso valenciano ha querido incluir en su carta otros también muy «sustanciosos y potentes». El rabo de toro, guisado con verduras durante cuatro horas; la cazuela de carrillada o las manitas de cerdo son otro de los referentes. Estas cazuelas son individuales, pero llenan tanto o más como los grandes bocadillos hechos en barras enteras de pan. Estos guisos «se realizan todos con verduras, caldo preparado de forma espacial para cada uno, vino o frutos secos. En el caso de las manitas, primero se hierven para desgrasarlas y después se preparan con cebolla, puerro y vino blanco».
Las caras de sus clientes al levantarse de las mesas son de satisfacción, sobre todo, la de aquellos que optan por el clásico 'cremaet', el carajillo típico quemado valenciano que se toma después del almuerzo. «Tras todo esto, a seguir trabajandoo», ha concluido Juan Benavent.
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