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Orgasmo, republicano, redonet y otros bocadillos valencianos con nombre propio

EL MAPA VALENCIANO DE LOS ALMUERZOS ·

Los bares especializados en almuerzos se estrujan la imaginación para bautizar sus creaciones y captar la atención de su clientela

LUIS ARIAS

Jueves, 3 de noviembre 2022

Se llama orgasmo pero no debe inducirnos a error: se trata de la denominación con que bautizaron en el bar Reno de Beniopa a una creación propia, el bocadillo consistente en un filete de ternera, jamón serrano a la plancha, cebolla pochada y dos huevos fritos. Se llama con ese singular nombre porque sus creadores pensaron que sirve para describir el placer que se experimenta cuando se saborea. No es el único bocadillo dentro de la ruta valenciana de los almuerzos con nomenclatura desconcertante por ingeniosa: es el caso también, por ejemplo, del bocadillo llamado republicano, que se distingue dentro de la amplia oferta de La Pascuala, la célebre casa ubicada en el Cabanyal, porque contiene dos unidades de longaniza, dos morcillas y dos chorizos. Se acompaña de patatas y alioli.

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¿Más nombres curiosos? Alguno nos encontramos. Por ejemplo, el popular pepito, que sirve para identificar los bocadillos de filete de ternera en general pero que admite distintas modalidades. Muy conocido es el que sirve el Aquarium, barra clásica de Valencia: un tiernísimo entrecot argentino, embutido en un pan que se pasa por la plancha con mantequilla. O el famoso pepito de pisto que sirve otro local de gran sabor valenciano, el mítico Casa Mundo: pasado por huevo en la freidora, es una auténtica delicia. Lo de pepito por cierto no se sabe de dónde viene. Tal vez, del pequeño formato del pan.

Seguimos nuestra ruta y nos detenemos en el llamado Quart de Poblet, bautizado de esta guisa por la cervecera Amstel en homenaje a la localidad donde tiene su sede su factoría. Incluye lomo adobado a la plancha, acompañado por patatas a lo pobre con huevo frito, una base de pimientos verdes pochados y un toque de alioli. Así lo sirve, entre otros locales, el restaurante valenciano Beluga. Y qué decir del redonet, un bocado que patenta la familia Doménech en Alberique: redondo, como su propio nombre indica, y relleno de lomo apaleado, que se sirve en finas lonchas acompañado por tomate natural rallado y aceite aromatizado con ajo y perejil.

Concluye nuestra travesía citando el Patanegra, un bocadillo con solomillo ibérico, cebolla confitada y crema de queso, el Frank (como llaman en el bar Sabores de Durban a un bocadillo con sobrasada, crema de queso de cabra y bacon), o el Almussafes, que consiste en un bocadillo en forma de tosta con sobrasada, cebolla pochada, queso y en algún caso una loncha de jamón. Más populares son otras denominaciones, incorporadas ya por todo valenciano adicto al rito del almuerzo: la brascada (cebolla frita, filete de ternera y opcional loncha de jamón caliente), el llamado chivito (lomo, bacon, tomate, lechuga, mayonesa y huevo frito), o el embotit, un tributo al cerdo en forma de longaniza, morcilla o chorizo, similar al blanc i negre, aunque este último (también muy conocido) incorpora habas. Hay bocadillos llamados carn de cavall en numerosos locales, porque se elabora con carne equina y acompaña con ajos tiernos (muy generalizado entre profesionales de duros oficios como pescadores o estibadores) y otros igual de conocidos como el figatell, la hamburguesa valenciana, alumbrado a partir de carnes tan humildes como el tocino magro y el hígado.

Que aproveche.

Irene marsilla

La pataqueta y otros panes

El ingrediente básico de todo buen bocadillo, más allá de la excelencia de los ingredientes y de la buena mano de quien oficie entre fogones, radica en algo tan evidente como el pan. No vale cualquier pan para un buen almuerzo y es preferible por supuesto que traiga de serie ADN valenciano: por ejemplo, la pataqueta: dícese del pan típico de la Comunitat, elaborado con harina panificable suave, agua, masa madre, levadura y sal. Pesa unos 25 gramos y tiene forma de media luna o riñón. Su tamaño lo convierte en el pan idea para el bocadillo: por ejemplo, el arquetípico blanc i negre (rebanadas de longaniza y morcilla, que puede rellenarse también con habas y ajos tiernos). Una variante rural de la pataqueta es el 'pa d´horta', del que se tiene constancia desde el siglo XVII. Pero hay vida entre los panes más allá de la pataqueta: el asiduo al almuerzo puede elegir entre el pan de pueblo, el rústico, el integral, la hogaza, el pan de centeno y hasta el afrancesado pan llamado baguette.

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