Hace ya más de veinte años que Bernd Knöller se siente más valenciano que alemán, quizás por este motivo está orgulloso de conservar la estrella Michelin más veterana de Valencia con el Riff y de tener una cocina muy arraigada en el territorio, con un ... gran peso de las verduras que forman parte del paisaje valenciano y un concepto de cocina muy distinto al resto de chefs. Con el paso de los años, el chef ha visto la necesidad de acometer unas reformas que afectaban a la sala y también a parte de la cocina, unas obras que iban a mantener cerrado el restaurante en enero y febrero, la época más floja del año. Pero ha habido retrasos y la reforma no ha podido empezar en las fechas previstas, con lo que Bernd Knöller ha tenido que retrasarla hasta abril.
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Con el retraso surgieron las dudas por parte del personal que trabaja en el restaurante. Si el local cerraba en abril y mayo, ¿qué pasaría en agosto? ¿Podrían tomarse unos días de vacaciones? «Les hice ver que era muy complicado cuadrar los números si íbamos a cerrar dos meses, pero ya sabes, la familia...». Pero como Bernd Knöller se considera «un gran defensor de la creatividad, no sólo en la cocina, también en la vida», decidieron podía haber alguna solución alternativa. «Si le das una vuelta pueden salir propuestas diferentes y divertidas», asegura.
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Muy activo en redes, Bernd Knöller publicó hace unos días en su cuenta de Instagram un vídeo, que reconoce que tuvo que repetir entre treinta y cuarenta veces delante de su mujer y su hija en el que proponía a algún restaurante, bar, salón de banquetes, hotel o empresa que se convirtieran, por poco más de dos meses, en el lugar donde alojar el Riff con todo incluido: «el personal, el vino, los productos, incluso los muebles». La idea era no tener que cerrar el restaurante, sino trasladarse allí donde les dieran cobijo.
Reconoce que la respuesta ha sido espectacular. «Me ha llamado mucha gente: hoteles, restaurantes, sociedades gastronómicas... incluso una galería», asegura el chef, que habla por teléfono camino de uno de los locales que se han ofrecido a 'alquilar' sus instalaciones para convertirse, por unas semanas, en un restaurante con estrella Michelin. «Hay propuestas muy interesantes y en unos días comunicaré cuál es mi decisión», confiesa Knöller, feliz por ver la acogida de su propuesta, y que en realidad no es nueva. Ya lo hizo hace unos años, en 2013 y 2014, cuando Valencia sufría los efectos de la crisis inmobiliaria y el Riff se trasladó con todo a cuestas hasta Frankfurt. «Fue muy divertido», asegura el chef, que cree que incluso puede ser una colaboración a más largo plazo. Quién sabe.
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