Las 16 cosas que hacen los camareros y más irritan a los clientes (segunda parte)

EL SITIO DE MI RECREO ·

Un recuento de urgencia de las malas prácticas que se observan en la sala, desde el punto de vista de la clientela

Jueves, 2 de junio 2022, 18:48

Con el cuerpecillo ya en modo de celebración este próximo lunes del primer aniversario de 'Historias con Delantal' en un maravilloso encuentro y entrega de premios en el marco de La Rotativa de Las Provincias, como os prometí os voy a pagar mi segunda parte de la deuda que contraje con todos vosotros. Si la semana pasada enumerábamos y compartíamos las diferentes situaciones que más irritan o nos molestan a los camareros, hoy estas palabras se van a llenar de autocrítica más que reflexión y compartiré todos esos errores, defectos, hábitos o simplemente actitudes que tenemos los profesionales de la sala y que sin duda, molestan a nuestros clientes. Como ya sabéis que me pierde mi vena docente, también me gustaría añadir a cada una de estos defectos, una posible solución.

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Esta autocrítica parte desde el análisis, la experiencia y los comentarios de muchos amigos y compañeros. Una premisa que me han ido compartiendo estos días y creo que más ha calado es la siguiente: «todos los camareros son clientes pero no todos los clientes son camareros». Con esto no quiero ni siquiera insinuar diferencias de criterio. Ello me lleva a reafirmar el compromiso de autocrítica necesaria y espero que aleccionadora. Sin clientes no existimos y sin camareros no somos servidos, la palabra clave sin duda y mi palabra bonita de hoy es y será; equilibrio.

Pues ahí van:

1. Hola chicos qué queréis tomar…. Los profesionales debemos saber adaptar el registro de nuestro lenguaje tanto verbal como corporal según la tipología de cliente. No se sirve igual a un grupo de jóvenes que a personas de edad más adulta.

2. Interrumpir las conversaciones. Pecamos muchas veces al cobrar protagonismo cuando no es necesario, el protagonismo de la comida lo marca el cliente y debemos adaptarnos a ello

3. Decir quién ha pisado la uva. Ser condescendientes. Muchas veces damos demasiada información que tal vez al cliente no le interese y podemos parecer unos sabiondos, malo.

4. Discutir en vez de dialogar. Jamás debemos discutir, debemos ser serios pero desde el argumento y el diálogo.

5. No preguntar. Si no preguntamos, no sabemos. La información es la que nos va a hacer mejores profesionales, desde el tiempo que tienen para comer, los gustos, las alergias o las manías. Con todo ello aprendido, el servicio será mejor.

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6. Meter prisa. Los tiempos los marca el cliente, no podemos obviarlo. Preguntemos.

7. Darse la vuelta cuando nos miran. Palabra, no somos invisibles. Los clientes nos ven y debemos verlos nosotros también a ellos.

8. No sonreír ni empatizar. Dos actitudes necesarias y casi de obligado cumplimiento, la sonrisa y la empatía

9. No ser flexibles y ser demasiado rígidos. En la sala todo, o casi todo, es posible. Solo necesitamos la voluntad de complacer.

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10. Tardar en servir u olvidarnos de una mesa. Aquí más autocrítica, estar pendientes de todo y de todos es complicado pero también necesario. Todos nuestros clientes son VIP y merecen nuestra máxima atención

11. No marcar los tiempos y tardar una eternidad. Vuelvo al punto número cinco, debemos preguntar desde la educación. Cómo van de tiempo, les voy marchando los segundos, qué tal van….el que pregunta, no ofende.

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12. Falta de profesionalidad. Ante ello la solución que me gustaría compartir se me hace difícil. La hostelería padece un mal endémico que de pronto parece de moda pero que es consecuencia de muchos errores del pasado. Prometo reflexión en modo de artículo. Palabra

13. No ser resolutivos. El cliente no quiere problemas, quiere soluciones. Ese es nuestro trabajo. Hagámoslo.

14. Estar enfadados. Muchos camareros pagamos con los clientes nuestra falta de humor y eso nos delata como malos profesionales. No es fácil estar siempre bien pero eso al cliente no le importa por lo que debemos intentar que no se nos note. Profesionalidad y oficio, no hay otra.

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15. Ir de sobrados. La soberbia no casa con el servicio. Lo mejor, una humildad dignificada.

16. Que el cliente note que no somos camareros. Que simplemente estamos de paso por este oficio. Malo, malo, malo.

Seguro que me he dejado en el tintero un motón de esos detalles que más irritan a nuestros clientes, os invito que los compartáis con nosotros y sigamos buscando entre todos esa palabra bonita de hoy, equilibrio.

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