Cúrcuma latte con calabaza y almendras, para empezar las mañanas de invierno con energía

Con la llegada del invierno, nuestro cuerpo necesita una ayuda extra para protegerse de los efectos de los cambios de temperatura y de los primeros virus que acechan a nuestras defensas. Para buscar una manera diferente, sencilla y muy sana de hacerlo, la chef, estilista culinaria y escritora Bárbara Amorós propone un cúrcuma latte con calabaza y almendras, una receta sana, impulsada por Clínicas Biomédicas Ascires.

El cúrcuma latte con calabaza y almendras es muy fácil y rápido de hacer y es especial para los meses de otoño porque incluye ingredientes con unas potentes propiedades antinflamatorias, antivirales y antifúngicas. Para elaborar la receta se necesita un vaso de leche de coco por persona –aunque se puede sustituir por cualquier otra leche vegetal al gusto, e incluso por leche de vaca, aunque es más recomendable la opción vegana–, una cucharada pequeña de cúrcuma, un poco de jengibre cortado en trozos o láminas, 150 gramos de calabaza asada, 30 gramos de almendras al natural –sin freír o asar, sin sal y con su piel–, una cucharada pequeña de miel, una pizca de canela y un poco de pimienta negra.

Clínicas Biomédicas Ascires propone en esta ocasión una receta ideal para activarse por las mañanas y cargar toda la energía necesaria para cada día.Se trata, además, de una excelente ayuda para que nuestro cuerpo resista de una mejor manera ante los efectos de infecciones o virus como el del resfriado. Sus dos ingredientes fundamentales son el jengibre y la cúrcuma, dos potentes antioxidantes, antiinflamatorios y antibacterianos, que potencian el sistema inmunitario. Además, la pimienta negra potencia todos los beneficios de la cúrcuma y hace aún más efectivas sus propiedades.

Aprovechando las verduras de temporada, la receta apuesta por un toque de calabaza, en este caso, asada. La calabaza es un potente antioxidante y su color anaranjado se debe a que es una fuente de vitamina A, algo fantástico para la salud ocular. El aporte de vitaminas se completa con las almendras, un fruto seco con una gran cantidad de vitamina E, además de calcio y grasas saludables, con lo cual también es un potente antioxidante y antinflamatorio. Por su parte, la bebida de coco es rica en grasas insaturadas, vitamina E y minerales como el hierro, el magnesio, el calcio, el fósforo o el sodio, por lo que es fantástica para el sistema inmunológico. A todo ello se le suma la miel, que cuenta con propiedades antibacterianas.

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