'Fast food' en América, 'slow food' en Valencia
huevos estrellados ·
Una comparativa entre la oferta gastronómica en Manhattan y la propia de la cocina valencianahuevos estrellados ·
Una comparativa entre la oferta gastronómica en Manhattan y la propia de la cocina valencianaHace unas semanas cruzamos el charco para visitar una de las ciudades más emblemáticas del planeta Tierra. Nueva York es una de las ciudades que todo ser humano conoce a través de las películas y series. Uno de sus distritos que más representada está es Manhattan. Calles humeantes, descomunales rascacielos y una vorágine constante de personas andando a paso ligero por las calles, describen el día a día de esta gran ciudad. Mi abuelo fue uno de aquellos inmigrantes que allá por los años veinte se embarcó en un barco llamado Imperator en busca de prosperidad. De aquella aventura vivida con tan solo dieciséis añitos, supimos que trabajó en un hotel Italiano y que tuvo que pasar la cuarentena en la Isla de Ellis antes de entrar en New York. Resaltó el ritmo frenético de sus viandantes, aspecto que pude comprobar en primera persona y que después de cien años poco ha cambiado.
Publicidad
Nueva York no deja a nadie indiferente. Es una ciudad llena de contrastes, una mezcla de culturas, donde la gastronomía da la sensación que no tiene demasiado recorrido, sobre todo si la comparamos con la gastronomía mediterránea. Una gastronomía repleta de influencias de las diferentes culturas que la habitan, pero donde destaca el famoso fast food.
Durante los días que hemos estado allí el objetivo ha sido visitar y probar todo lo posible en tiempo record. Hamburguesas, hot dogs, sándwiches, pastrami, pizzas, donuts, chessecakes, cannolis y cookis. Join Burguer, Joe Pizza, katz´s, Gray´s Papaya, Ferrara, Levain Bakery o Junior´s Bakery, han sido algunas de las paradas imprescindibles durante estos días tan intensos.
Detrás de toda esta vorágine de locales de comida rápida nos encontramos con términos como breakfast, lunch, brunch y dinner, frente al desayuno, almuerzo, aperitivo, comida, merienda, tardeo, cena e incluso llegando en ocasiones al resopón . A simple vista podemos observar el contraste importante que existe entre los términos de ambas culturas.
Pero si estás en Nueva York, a lo primero que debemos adaptarnos es a su horario. Es una ciudad que se levanta temprano y que se recoge por lo general también pronto. Nosotros los españoles y concretamente los valencianos alargamos mucho el día. El clima y las horas de sol seguro que tienen mucho que ver. En base a ello, los horarios para comer también cambian, aunque en Manhattan, por ser tan turística, puedes comer a cualquier hora del día.
Publicidad
Noticia Relacionada
El norteamericano desayuna temprano y su breakfast incluye alimentos como los huevos con bacon, tortas con sirope, gofres, cereales, algún bizcocho o bagels. Los bagels son un clásico. Son una especie de pan redondo con un agujero en el centro con un tamaño similar al de un donut y suelen estar cubiertos con semillas de todo tipo. Tienen una masa compacta y una corteza crujiente y se pueden rellenar con infinidad de ingredientes. Crema de queso, salmón, embutidos o huevos son algunas de las posibles combinaciones. Sin embargo, de buena mañana a mí no me entra un bagel. Nuestros desayunos suelen ser más bien ligeros y en el mejor de los casos pueden incluir algún cereal, tostadas, fruta o lácteos, junto a un buen café. Los huevos nos los reservamos para el momento más sagrado de un valenciano, el almuerzo.
Nuestro almuerzo suele ser sobre la diez de la mañana y le caben infinidad de posibilidades. Un almuerzo a partir de las once de la mañana te puede complicar la comida, sobre todo si es de los largos. El almuerzo valenciano, es valenciano, así de simple y otras comunidades no le otorgan la importancia que nosotros le damos.
Publicidad
La comida o lunch norteamericano tiene lugar entre las 11 y las 12:30 y suele ser ligero y rápido entre semana. Los fines de semana aparecen los brunch. Una combinación entre el breakfast y el lunch donde el norteamericano se luce. Sin embargo, nosotros si que le damos un papel determinante a la comida. Aquí entra la gastronomía de cuchara. La del «chup chup», la cocina tradicional que también se ve afectada por el ritmo que llevamos a diario. Sin embargo, la cultura de cuchara está muy arraigada. Muchos de nosotros preparamos la comida a primera hora de la mañana. También la adquirimos en los ya consolidados locales de comida para llevar o comemos en los bares y restaurantes. Y lo más importante, nunca comemos en menos de una hora y siempre sentados.
En este espacio de tiempo entran las verduras, las legumbres, el pescado, la carne, la pasta y los guisos en general. Esa riqueza e influencia mediterránea recogida durante siglos de los países que bañan estas culturas. Y por si esto fuera poco, los fines de semana, mientras ellos se hacen un brunch, nosotros le damos protagonismo al aperitivo. Ese picoteo que amansa nuestros estómagos mientras arreglamos el mundo hasta la hora de la comida.
Publicidad
Por último, ellos cierran el día antes que nosotros. Los norteamericanos cenan muy temprano. Normalmente la cena se hace entre las 5 y las 7 de la tarde y es mucho más abundante que las anteriores. Nosotros merendamos y así conseguimos alargar el día para cenar a partir de las 8 o 9 de la tarde-noche. Las cenas también son muy variadas y la carne, el pescado y las verduras son muy importantes en nuestra dieta. El pan a esta hora del día se reduce e incluso se llega a eliminar, aunque yo siempre le doy su espacio. No puedo evitarlo. Frutas de temporada deben acompañar todas las paradas del día para completar esa dieta tan rica y equilibrada de que disponemos.
Lo cierto es que desde Estados Unidos hemos importado multitud costumbres y hábitos de consumo asociados a un modelo global. Unas costumbres y una cultura acompañada de alimentos muy instaurados en nuestra sociedad como la hamburguesa, el bacon, la pizza, la cheesecake, las cookis, los cupcakes o la barbacoa. Pero qué decir de nuestro figatell, la tarta de queso, la panceta, las galletas, las madalenas, las cocas de la Marina o nuestra famosa «torra». Por no entrar a hablar de nuestra oferta de dulce tradicional o de la paella valenciana.
Publicidad
Nada que envidiar, ¿verdad?.
Empieza febrero de la mejor forma y suscríbete por menos de 5€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.