Magdalena y su madre, Amparo, en su puesto. M. Gardó

Cuatro generaciones vendiendo fruta selecta en Valencia

En el mercado ·

Esta frutería del mercado de Ruzafa abrió sus puertas cuando las paradas eran de madera y estaban en la calle

María Gardó

Valencia

Viernes, 29 de octubre 2021, 00:18

La frutería que protagoniza la sección de esta semana existe desde antes de que el Mercado de Ruzafa se alzara como edificio. Cuatro generaciones han llevado ya este negocio que se abrió cuando las paradas se montaban en las calles de fuera, eran de ... madera y tenía un toldo para proteger el género. Amparo, que ahora es la dueña de la frutería, se crió en este ambiente. Jugaba en la calle Carlos Cervera, donde su madre tenía el puesto de frutas: «Me acuerdo de estar con los clientes y muchas veces meterme en la zapatería Pastor, que me querían como a una hija, todos éramos como una gran familia», explica. Era cuando el barrio se parecía a un pueblo y se respiraba un ambiente de cercanía y confianza. Los pequeños podían correr por las calles con seguridad, todavía existía la acequia de Ruzafa y los vecinos se conocían todos entre ellos. «Ahora todo eso se ha perdido y es una pena, son otros tiempos», recuerda.

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Ya en 1957 de abrió el edificio del mercado. «Yo fui una de las niñas que como mano inocente sacó las bolas en el sorteo de las paradas interiores. A mi madre le tocaron dos puestos», recuerda Amparo que entonces tenía sólo 7 años. Cuando heredó la frutería años más tarde, le puso cámaras para guardar las frutas y verduras y cambió la madera. Su hermano Juan, se quedó otro de los puestos también de frutas.

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Ahora Amparo ya mira hacia su jubilación que llegará en Navidad, bien merecida, a sus 67 años y tras toda una vida trabajando. Será su hija mayor, también de nombre Amparo, la que heredará el negocio junto a Magdalena, su hija menor. «Ahora les toca a ellas hacerse cargo, es duro, porque cuando eres autónomo todo depende de ti y no hay horarios, a las 2.30 horas te levantas y ya tienes que ir al Mercado de Abastos. Esto es así, pero es tu vida y lo haces con gusto, aunque ya estoy cansada», dice la dueña mientras limpia los rebollones recién cogidos del campo: «Este año hay bastantes cucados por el calor que ha hecho, no ha sido una buena cosecha pero se venden muchos», comenta.

A la media hora de entrevista aparece Amparo, quien heredará el negocio. Empuja un cochecito con su bebé, una niña de apenas 2 meses: «Hasta que pueda ir a la guardería la tengo que traer», cuenta. Ella ha estudiado Empresariales pero con la pandemia cerró su empresa y ha decidido hacerse con las riendas del negocio familiar. También se muestra resolutiva y amable con los clientes. «Toda mi familia, desde mis abuelos, están vinculados a la frutería pero yo quiero que mis dos hijas se formen y ya luego que elijan», dicen.

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La mañana sigue en el Mercado de Ruzafa. Está llegando el tiempo de las naranjas y las mandarinas, lo que más solicitan los clientes en las semanas que llegan. Sobre el mostrador resaltan también los tomates colorados, los plátanos, los aguacates, las habas... Una nueva generación tomará las riendas y quién sabe si otra más, el tiempo lo dirá.

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