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Entre pollos rellenos y hamburguesas caseras
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Miguel Torres, segunda generación de 'Aves y huevos Torres', describe las cualidades del Mercado del Cabanyal que lo convierten en una apuesta de futuropaula moreno
Jueves, 7 de octubre 2021, 18:25
Es martes por la mañana, y el Mercado del Cabanyal está a rebosar. Todos los puestos están abiertos, y las charlas entre los clientes y vendedores crean un ambiente animado. La mayoría de clientes se acumulan en los pasillos centrales del Mercado, donde hay toda ... clase de paradas: desde fruterías, a carnicerías, charcuterías y tiendas de salazones.
Es en este pasillo donde está ubicada la pollería 'Aves y huevos Torres'. Es una parada amplia, con una gran cristalera que reza 'Torres desde 1958'. En el mostrador están alineadas las hamburguesas caseras, así como los pollos, ambas especialidades de este negocio. A la izquierda, hay una trastienda de paredes transparentes con el logo de la parada
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Es un día tranquilo así que el dueño de la tienda, Miguel Torres, prepara encargos online en la trastienda de la parada, mientras su mujer atiende a los clientes. Ella está centrada en el trozo de carne que desmenuza cuidadosamente para una clienta cuando Miguel sale de la trastienda y se apoya sobre la barra del mostrador. Lleva toda la mañana preparando pedidos, pero su cansancio apenas se vislumbra tras su expresión tranquila y afable. Se ajusta el delantal que lleva, y empieza a hablar.
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Su negocio se remonta a una generación atrás, cuando su padre abrió el puesto en el Mercado del Cabanyal en el 1958. «En aquellos tiempos, era una de las cosas que te daban salida», explica Miguel. Él ya había trabajado en el sector de la carne y los huevos desde hacía muchos años, concretamente desde los siete, y fueron sus tíos quienes le enseñaron todo sobre el oficio tras quedarse huérfano en la Guerra Civil. Al independizarse, creó su propio negocio, que acabó pasando a su hijo una vez se jubiló.
Por su parte, Miguel dejó los estudios y empezó a trabajar en el negocio a los dieciocho. Al no tener que construir el negocio de cero, fue más sencillo continuar y progresar dentro del sector. «Este negocio mi vida», afirma. Es en lo único en lo que ha trabajado, y ha crecido junto a esta tienda en los veintiocho años en los que la ha dirigido.
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De hecho, la parada ha aumentado de tamaño, y han comprado nueva maquinaria y vehículos. «Es un gasto, pero si no lo haces te caes para atrás. Has de estar adelante», argumenta, en cuanto a la innovación tecnológica que han implantado diferentes puestos en el mercado en las últimas décadas.
Algunas cosas no han cambiado, como la relación que Miguel tiene con sus clientes. «Son todos maravillosos y de toda la vida», describe. Al llevar tantos años, la mayoría de su clientela son conocidos de hace años, pero algo que le sorprende a Miguel es la cantidad de personas jóvenes que, cada vez más, acuden al mercado. «Los sábados viene más gente joven que mayores», señala. Pero el cambio en cuanto a sus clientes que más le llama la atención es la venta a domicilio, que permite a estos jóvenes hacer su compra en el Mercado del Cabanyal.
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A pesar de ser un negocio con recorrido en el Mercado, la pollería ha pasado por momentos difíciles durante las crisis económicas, en las que debían pedir préstamos y créditos para hacer las reformas necesarias a fin de modernizar el negocio, pues con los ingresos no era suficiente.
Sin embargo, él no lamenta ese periodo, y afirma que «pasa con todos los negocios: bajadas y subidas». En la crisis causada por la pandemia ha sido diferente pues, al contrario que en las anteriores, sus ventas han subido, sobre todo por residentes de la zona que tienen más tiempo de acercarse al lugar. «Al tener la gente que comer en casa, hemos tenido un poco más de faena», relata.
No obstante, a pesar de este pequeño pico en ventas, Miguel reconoce que cada vez es más complicado atraer clientes debido a la enorme variedad de supermercados, con los que el mercado ha de competir. Los vendedores de El Cabanyal han conseguido mantenerse gracias al arraigo y el tamaño del lugar lo que les ha asegurado cierta relevancia en la ciudad. Son los mercados más pequeños y con menos tradición los que más afectados se han visto por las diferentes crisis, y en los que la afluencia de clientes se ha reducido de forma considerable.
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Las mayores virtudes que señala del Mercado son el trato personal y el producto, de calidad y fresco. «Lo tienes a la vista todo recién traído», afirma, en referencia a los mostradores que se llenan diariamente con productos de los mejores proveedores de Mercavalencia o la Lonja. Aun así, cuenta que hay clientes que se quejan de los precios del Mercado, alegando que es mas caro que en las grandes superficies. «Pruébalo y entenderás por qué», recomienda a los compradores.
Sin embargo, también ve defectos en el lugar, como el reducido horario en el que trabajan. «Estamos un poco hechos a la antigua, entonces es un poco difícil que la gente pueda venir al Mercado», lamenta. Declara que no será suficiente con abrir o no por las tardes, sino que es una cuestión de replantearse el modelo de negocio y los hábitos de los vendedores.
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Otro aspecto que potenciar es la venta online, pues ya está teniendo éxito a pesar de ser un proyecto aún en desarrollo. «La gente compra cada día más online, y nos salva, porque el producto es perecedero «, afirma. En cuanto al futuro de su parada, Miguel aún no piensa a tan largo plazo. «Espero jubilarme aquí, pero quien sabe», cuenta. Lo seguro es que su hijo no seguirá con su negocio. «Mi hijo que busque otros caminos, que tiene capacidad para hacerlo», concluye.
P: ¿Cuál es el producto que más venden en su parada?
R: Las hamburguesas, porque a la gente cada vez le gusta menos cocinar productos que tarde mucho en cocinar. Quieren velocidad: llegar a casa, cocinar y a comer. Así como las abuelas hacían guisados y todo eso, eso ya se ha dejado un poco. A lo mejor para un día especial, pero ya.
P: ¿En qué época del año venden más?
R: En Navidad, porque hacemos pollos rellenos, una especialidad nuestra. También en Fallas porque cortamos el pollo para las paellas.
P: Personalmente, ¿Qué producto de su parada le gusta más?
R: Yo soy muy de conejo, pero también me gusta el embutido que tenemos, y las hamburguesas que hago yo.
P: ¿Cuál es el cambio más notorio que ha visto en el mercado en los últimos años?
R: El servicio a domicilio, tener los aires acondicionados, el wifi, la limpieza, desinfección. Tenemos un veterinario que está encima de nosotros las 24 horas del día para que tengamos todo ordenado. La calidad está garantizada por el veterinario que tenemos aquí, o nos cierran la parada.
P: ¿Qué otra parada que no sea la suya recomendaría?
Carnes Piluca tiene un género muy parecido, mucha calidad, buena limpieza y buenos precios. Todos son buenos, no puedo escoger. Estamos aquí con ganas de que todo funcione bien.
Cuando acaba la conversación, Miguel vuelve rápidamente a la trastienda del negocio, a seguir preparando los encargos. Por otra parte, su mujer está troceando un trozo de carne. En el resto del Mercado, aún más personas han entrado y circulan por los pasillos. Hay empleados reponiendo el género de los mostradores, que viene en grandes palés. Es hora punta en el Mercado del Cabanyal.
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