Rotllo y panellet en Bocairent para que Sant Blai proteja la garganta

Todas las fiestas de los pueblos van asociadas con gastronomía y tradiciones culinarias y las fiestas de Sant Blai de Bocairent no son excepción. Al contrario, ese día no puede faltar el Rotllo y el panellet. El primero es una variedad de panquemado con mucha azúcar y semillas de anís y el segundo, pequeña y redonda masa de pan que también lleva anís, pero es salado.

No hay constancia desde cuándo se elabora en Bocairent el Rotllo de Sant Blai, pero las generaciones de más edad del pueblo ya recuerdan que se hacían en sus casas, por lo que se remonta, como mínimo, a principios del siglo XX.

Según explica la cronista oficial de Bocairent, Pepa Sempere, cuando se acercaban las fiestas patronales, prácticamente pasado Reyes, las mujeres ya se ponían a elaborar los dulces para esos días: mantecados, rollitos de anís, pastiset de boniato y el rotllo de San Blai. Los preparaban en casa y, como entonces eran pocas las personas que tenían horno en casa, se llevaba a los del pueblo a cocerlos.

Para elaborar el Rotllo se necesita un kilo de harina, tres huevos, tres de aceite, un cuarto de azúcar de azúcar, media cuarta de levadura, agua y un buen puñado de anisetes o semillas de anís. Lo primero es mezclar los huevos y el azúcar y una vez mezclado, se va añadiendo la harina, ya  mezclada con la levadura, poco a poco. Conseguida la mezcla, se añade el agua, se remueve y se añade el aceite y los anises.

Obtenida la masa, se deja reposar con un paño por encima en un lugar cálido. Pasado un rato, se hace la forma de rollo con un agujero en el medio. Se mete en el horno a temperatura media unos 20 minutos.

Es tradición llevar en la misa dedicada al patrón, el día 3 de febrero, el rotllo oara ser bendecido. Cabe recordar que Sant Blai, es conocido por sus milagrosas curaciones de enfermedades relacionadas con la garganta. Por eso, después de ser bendecidos se comen para protegerla de cualquier mal.

«Había personas que llevaban su capazo a la iglesia con los rotllos y también caramelos para que fueran bendecidos», explica Pepa, quien apunta que, a raíz de la pandemia del Covid-19, es el sacerdote quien se acerca hasta los hornos del pueblo y allí imparte la bendición para que puedan comprarlos los vecinos, empaquetados y con la estampita del santo, para regalar a enfermos o a familiares que viven fuera.

Historia particular tiene por su parte el panellet, puesto que se degusta no sólo en la fiesta del patrón, sino durante todo el año. Está ligado a los Moros y Cristianos y fue el párroco José de Paz Puig, en 1966 cuando tuvo la iniciativa de lo que hoy en día se conoce como la «fiesta del panellet». Así, el día 3 de cada mes del año, cada filà sufraga una misa y reparte los panellet entre los asistentes.

«En Bocairent hay nueve filaes que se reparten los nueve meses siguientes a febrero. El décimo primer mes lo sufraga la junta de festeros y el último mes  la parroquia», explica la cronista.

El panellet se elabora con un vaso de cazalla, un vaso de aceite, otro de azúcar, 50 gramos de semillas de anís, levadura y la harina que admita. Se mezclan la cazalla, el aceite, el azúcar y el anís y una vez bien integrados todos los ingredientes, se va incorporando la harina con la levadura hasta conseguir una buena masa que pueda ser trabajada.

Se deja reposar cubierta con un paño y luego se procede a hacer bolitas  de masa que se aplastan y a las que se imprime el sello con la silueta del santo antes de meter al horno.

También se bendicen en el día de Sant Blai y se degustan entre las comparsas y también los vecinos, pero que es un manjar que está presente todo el año, al menos el día 3 de cada mes, por lo que, en Bocairent, pese a estar a los pies de la Serra Mariola, los vecinos tienen bien protegida la garganta los 365 días del año.