Sopas de ajo de Fray Ángel: calores para combatir el calor

La también llamada sopa castellana se prepara según una receta de máxima sencillez: en un puchero se vierte aceite los ajos (uno por cabeza), evitando que se doren demasiado. Vale un breve calentón para que suelten su sabor; luego, un golpe de pimentón y a la cazuela, a chapotear en el agua (o en caldo de pollo) durante un buen rato: «cuanto más tiempo, mejor». Más o menos, un cuarto de hora.

Y el toque final, un huevo por cabeza. Procurando que no estalle la yema para que cuando se sirva (con la imprescindible y generosa rebanada de pan) tengamos el conjunto que buscamos: un plato desbordante de sabiduría popular. Un plato que sabe mejor al día siguiente, como manda la tradición de las sopas castellanas.