Secciones
Servicios
Destacamos
Almudena Ortuño
Miércoles, 7 de diciembre 2022, 21:17
Si hubo un tiempo en el que adolecimos de pudor por nuestras tradiciones, quedó atrás, muy atrás. Es una suerte contar con grupos restauradores como Gastroadictos, también al frente de Bar Mistela, La Sastrería o Bar Cremaet, porque supone una garantía de futuro para ... el bar valenciano de siempre. Estos jóvenes empresarios comenzaron su andadura hace tres años, con el claro propósito de establecerse en los barrios menos céntricos de la ciudad y presentar batalla con tapas tradicionales, pero actualizadas, e interiorismos costumbristas, pero muy cuidados. Una vez que han insuflado vida en Orriols -el barrio al que pertenecen tres de los cuatro socios-, el Cabanyal y Albors, su próximo objetivo es Arrancapins, donde nos retan a uno de esos tragos que dejan bien calentitos por dentro: llega Bar Cassalla.
De nuevo, disfrutaremos del bocata del almuerzo frente al Mercado de Abastos, y si no de los torreznos. He ahí la genialidad de la propuesta. Porque si bien la calle Buen Orden ya es un hervidero de terrazas -Cassalla ocupará el número 19-, el barrio anda falto de referentes gastronómicos al alcance de todos los bolsillos. Lugares con buena relación calidad-precio para un domingo tonto. Por supuesto están los templos de la barra, como Rausell, y algunos escondites especiales, como Taberna Teca, pero sufre el nivel medio. Otros de los atributos reiterados de Gastroadictos es el horario non-stop, de martes a domingo -cerrará domingo por la noche y todo el lunes-. Así que tenemos un espacio para cualquier momento que se tercie, ya se pretenda hacer una picaeta con los amigos o una comida con abuelos y niños.
Vamos a los platos, que son lo redondo. Cassalla promete «barra, brasas y el buen comer del bar de siempre». Raciones al centro para «celebrar el encuentro y sentir el alma de barrio». Hay 'esmorzar', a base de chacinería, laterío y raciones -bravas, croquetas, ensaladillas-, pero también guisos especiales, como el conejo al ajillo o el Wellington de atún -solo disponible los miércoles-. Por supuesto, tienen su espacio reservado los arroces, ya sean de verdura, de bogavante, de picada, de tuétano con piparras… Postres, digestivos y bebidas pasan mejor desde esa terraza, con vistas al corazón comercial de la Valencia del siglo pasado. Porque el espléndido edificio de Javier Goerlich, ahora también instituto, polideportivo, comisaría y centro municipal, es en realidad el corazón de un barrio que está deseando volver a palpitar.
Por cierto, Gastroadictos tiene pendiente otras dos aperturas en València, no tardarán en llegar. Son jóvenes necesarios para la ciudad, de los que abren camino hacia el futuro -en la línea de Gastro Trinquet, grupo hermano al que le unen lazos familiares, y que acaba de recuperar la emblemática cervecería Casa Baldo-, y cuya misión no se distrae: al contrario, es firme. Que el bar tenga una segunda juventud, y que además sea muy valenciana. Digamos que Cassalla ha sido el trago que da comienzo al comboi. Una cassalleta i començem!
Noticia Relacionada
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.