Nace una arrocería en el club más exclusivo de Valencia

No fue hasta el año 2009 cuando decidieron meterse de lleno en la hostelería de una forma profesional. Su primera experiencia se llamó Ánfora, una arrocería en la avenida de Francia donde comenzó su idilio con Fernando Chust al frente de la cocina y con una clientela que les echó de menos cuando emprendieron su aventura madrileña. «Queríamos llevar arroces valencianos al barrio de Salamanca de Madrid y fue todo un éxito».

Ya de vuelta por aquello de la morriña mediterránea, abrieron en 2019 Les Roques, un negocio más informal ubicado en la calle Hospital que les ha ido muy bien pese a la pandemia, y que les ha animado a lanzar un proyecto mucho más ambicioso. Hace apenas dos semanas que está abierto Casino Rock, un restaurante ubicado en la segunda planta del Casino de Agricultura, en la calle Comedias, y donde tienen como objetivo un público con un perfil medio alto, con los arroces y las brasas como punto fuerte, aderezado con la aportación de Bernabé, que se ha unido en cocina a Fernando para añadir un toque asiático a la carta. «Son dos locos de la cocina que se complementan genial», explica Mario.

La propuesta de los hermanos Hidalgo pasa por el producto de mercado y de lonja, «las carnes y pescados hechos con verdaderas brasas o los platos de cuchara estarán todos servidos con mimo y elegancia». Arroz de calamar y coliflor, sopa de melón eléctrico, fideuà de 'pulled pork', burrito sabanero o alcachofas salteadas sobre bechamel de ave son sólo algunos ejemplos. En la carta también se puede encontrar un steak tartar con alga wakame, un tomate del Perelló con atún en conserva casero o un arroz rojo con carabineros.

«El proyecto nos lo plantearon unos socios del Casino de Agricultura que nos conocieron en Les Roques», cuenta Mario Hidalgo. Buscaban a alguien que no sólo se hiciera cargo del restaurante, sino de la inversión necesaria para dotar a la segunda planta de una cocina, sobre todo teniendo en cuenta que se trata de un edificio construido a mediados del siglo XIX. El proyecto tenía como objetivo dotar de un restaurante de alto nivel al casino después de que se abriera en la planta baja una franquicia de Saona, con un precio medio mucho más asequible y con puerta a la calle.

A falta de algunos detalles, Casino Rock está compuesto por tres espacios diferenciados: el comedor principal, la sala Sorní (una zona privada para 25-30 personas que se quiere dedicar a celebraciones o eventos de empresas) y un salón pensado para tomar algo antes de comer o por la tarde y que tendrá música en directo.