La Pepica cambia de manos

Nuevo rumbo para el castizo local: Toni Calero se hace con la propiedad

J.A.L.

Jueves, 10 de noviembre 2022

La Pepica cambia de manos. El histórico y castizo restaurante valenciano, una referencia para la hostelería local y un imán para el turismo, pasa ... a ser propiedad de Antonio Calero, empresario del sector que engrosa con esta legendaria casa de comidas una baraja de locales también de gran popularidad: Marina Beach Club, Panorama y La Diva. Su irrupción en un nicho de negocio distinto, más vinculado directamente con la cocina popular, sirve además para evitar un trance que la clientela más fiel intentaba esquivar: que La Pepica se convirtiera en hamburguesería. No cualquier hamburguesería: una cuenta más en el rosario de franquicias de que dispone una multinacional norteamericana.

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Calero se hará cargo de un restaurante muy vinculado a la sentimentalidad valenciana, desde su propia ubicación a orillas de la playa de Las Arenas. Sus fundadores, el matrimonio formado por Francisco Balaguer y Josefa Marqués, se quedarían perplejos si descubrieran hoy que el menú de aquel merendero que montaron a orillas del Mediterráneo se edita ahora en ruso y japonés y que se ha convertido en icono de la ciudad desde su inauguración en 1898, después de que el rey Alfonso XIII otorgara la concesión a un grupo de familias para oficiar como merenderos. Desde entonces, una dilatada y fecunda trayectoria ha acompañado los pasos de la familia propietaria y sus sucesores: por sus mesas han desfilado hombres y mujeres de toda condición, miembros del pueblo llano, pero también celebridades como Jorge Luis Borges o Ernest Hemingway.

El nuevo propietario asegura que llega al negocio con la mayor humildad «y con respeto» hacia un local «que lleva 120 años abierto. Por algo será». Asegura que se hace con La Pepica con la intención de mantener el espíritu propio de la casa de comidas. «La idea es que la esencia del Paseo Neptuno no se pierda», explica. Y añade: «Respetaremos la plantilla al cien por cien con su antigüedad y mantendremos cerca a sus actuales propietarios: queremos aprender de ellos. Son gente entrañable». Desde el 1 de enero, el nuevo rumbo que imprimirá se notará en algún cambio de la decoración que mantenga su alma tradicional «e incluso se refuerce», recuperando por ejemplo la terraza original.

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