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El local de Rafa y Sara en la avenida de Aragón.

El programador de Foios que odiaba los bares y en cuatro años ha abierto cuatro restaurantes

El viaje de novios de Rafa y y Sara a Tailandia les descubrió un país y una gastronomía que han querido replicar en Valencia. La semana que viene inauguran su primer local en Madrid

Jueves, 23 de febrero 2023

Todo comenzó con un viaje de novios. El que emprendieron rumbo a Tailandia Rafa y su mujer, Sara. Un país que, en realidad, no entraba en sus planes. «Fue una amiga azafata la que nos lo propuso; es más, nos sacó el billete un ... sábado a las doce de la noche para volar el domingo a mediodía». Quizás fuera ese escepticismo inicial el que convirtió un viaje improvisado en toda una revelación que les iba a cambiar el futuro de una forma que nunca hubieran imaginado. «Desde entonces hemos visitado más de una veintena de veces el país». Y en el camino se enamoraron de su gastronomía.

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Vamos más hacia atrás. Rafa Ruiz se crio, desde que era un niño de cuatro años, en la trastienda de un bar, la tasca que regentaban sus padres en Foios, y que abría a las siete de la mañana y cerraba cuando se iba la última mesa después de cenar y tomarse café, copa y puro. Porque entonces se fumaba en los bares, algo que Rafa siempre ha odiado. Tanto, que cuando sus amigos, ya en la adolescencia, quedaban en un bar para verse, prefería no salir de casa. «Yo me había pasado toda mi infancia metido en uno, por eso estudié Informática». Su padre le preguntó si quería quedarse con el bar, pero la respuesta la tenía tan clara que no dudó un segundo. Y se convirtió en programador.

¿Y qué pasó con aquel informático que ahora tiene tres restaurantes y abre el cuarto la próxima semana en Madrid? Seguramente algo de poso le dejó el ver a sus padres detrás de la barra, pero sobre todo fue el empuje de su mujer, Sara Palau, que trabajaba para una empresa con negocios en la hostelería. Cuando un compañero le dijo que había quedado libre un local en el barrio del Carmen, que si conocía alguien que quisiera quedárselo, comenzó a germinar la idea de abrir el restaurante que ellos no habían encontrado en Valencia, donde se pudiera disfrutar de la comida 'thai' tal y como ellos la habían probado en Bangkok. Unos días antes de Fallas de 2019 abrieron las puertas del primer Thai Mongkut, en la calle Corona. «El nombre es un juego de palabras porque Mongkut significa corona en tailandés, como la calle donde abrimos el local, y porque así se llamaba uno de los reyes de Tailandia más queridos del país».

Detalles de la decoración de Thai Mongkut en la avenida de Aragón, que recuerda a Tailandia, comenzando por el papel de la pared, que recrea la selva del país.

Pero abrir un negocio no es coser y cantar, así que Rafa y Sara empezaron rápido a conocer la dura realidad del autónomo. Primero, porque siguieron con sus trabajos hasta ver si realmente podía convertirse en un modo de vida. Y, segundo, porque a pesar de que pasó mucha gente a hacerse fotos en esas primeras Fallas en el local -tiene una decoración espectacular- poca gente entraba a consumir. Pero el boca a boca hace milagros, y a veces hay que tener paciencia. Así que después de unos meses en los que prácticamente vivían para trabajar, se enfocaron en aquel pequeño negocio que empezó a ser rentable. Hasta que llegó la pandemia.

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Esta es una historia conocida. El cerrojazo. El pánico. Los ahorros que se van acabando. Pero como Sara y Rafa son valientes y creen mucho en su proyecto, decidieron seguir con sus vidas y sus planes, y abrieron en septiembre de 2020 un nuevo local en Ruzafa, al que siguió el tercero en Aragón, que abrieron precisamente por la terraza, ese lugar al aire libre que ha sido objeto de deseo durante la pandemia incluso en invierno. Por allí anda Rafa un miércoles de febrero, hablando por teléfono con proveedores, porque además está a punto de inaugurar el cuarto restaurante, este con mucha más ambición, en Madrid. «Queremos que se nos vea», seguro de que en el futuro Thai Mongkut se puede convertir en una marca con una cocina central desde la que servir a los restaurantes que vaya abriendo.

Arriba, Pad Thai, uno de los platos más conocidos del país. Abajo, Khao Pad Saparod. A la derecha, Curry Massaman y cerveza Singha.

Pero, ¿es cierto que son los sabores thai auténticos, los que podemos disfrutar en el país? ¿Cómo lo consiguen? «Los ingredientes son fundamentales», y en un mundo globalizado, sólo hay que irse hasta el barrio chino, que está lleno de supermercados de comida asiática. También ha sido importante el personal, y después de algún sonado fracaso que les hizo ponerse a ellos el delantal, encontraron en Facebook una cocinera tailandesa que les ha permitido afianzar una carta llena de platos típicos con los sabores originales. Por ejemplo, el Pad Thai, Khao Pad Saparod o Curry Massaman.

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Rafa y Sara están muy satisfechos del camino iniciado, de la buena acogida de los restaurantes y de ver que, como ellos, tanta gente se ha enamorado de la cocina thai. Con unos horarios que antes, cuando él era hijo de hosteleros, no existían, y además, libre de humos.

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