'Robolución' en los fogones valencianos

Así nació Crensa, un restaurante que incluye entre sus filas del personal de servicio a dos androides de apariencia femenina a los que Yan bautizó con el nombre de Mulán; una heroína que representa las virtudes de la lucha y el esfuerzo con las que se identifica el joven emprendedor. Junto a una empresa de diseño de robots china, Yan elaboraró el diseño de Mulán y, según afirma, cuenta con los derechos exclusivos del prototipo, que ya se está comercializando en otros países.

Entre la oferta gastronómica que ofrece el local futurista se incluye la fusión entre comida china y española. Alejado del concepto de fast-food, Yan defiende un servicio de alimentos saludables en los que quiere incluir cada vez más calidad en los productos. Todo ello, combinado con la integración de la tecnología.

El hostelero se muestra ambicioso a la hora de abordar su futuro empresarial y afirma que entre sus objetivos se encuentra la creación de una cadena de establecimientos por Valencia. Tampoco descarta expandir su marca por España puesto que afirma que varios inversores de Andorra, Francia y Portugal ya le han contactado para asociarse a su negocio. Por el momento trabaja en los objetivos para el año próximo, la creación de una cocina central con la que poder abastecer a posibles establecimientos repartidos por la península.

A su vez, se encuentra trabajando en desarrollar un nuevo modelo de robot de segunda generación. Un proyecto 2.0 que espera poder llevar a cabo el año que viene y que implicaría la incorporación de más equipos al restaurante. «Hay muchos tipos de robots que tienen labores específicas», explica el hostelero. «Hay robots de cocina que fríen, otros elaboran las salsas... Cada uno tiene una función», señala. La finalidad que Yan persigue para los equipos de segunda generación es la especialización en la técnica culinaria, centrada en apoyar a los cocineros con la producción de los platos. Además, los camareros robot contarían con funciones más eficientes en el servicio en comedor para que los trabajadores puedan liberarse de ciertas funciones y centrarse en atender adecuadamente a los clientes. Por el momento, estos robots humanizados no toman comandas ni pueden responder a las solicitudes directas de los clientes.

Desde su apertura, el restaurante ha acogido a mucha gente de todas partes del país. «Han venido clientes de Sevilla, Galicia, Bilbao… y de todo tipo, desde niños hasta personas de 45 años», cuenta. Probablemente una atracción debida a la incredulidad de algunos que cuestionaban si realmente existía un restaurante donde los camareros fueran robots. Ante la probabilidad de un restaurante sin camareros reales, Yan reconoce que hay gente que se muestra preocupada. No obstante, la idea que defiende es la de mantener un equilibrio entre el factor humano y el tecnológico. Establecer sinergias entre ambos para cooperar conjuntamente.

Ante la pandemia el personal se ha tenido que reducir a la mitad aunque aseguran que, poco a poco, la situación se está reestableciendo gracias a que la gente está recuperando la confianza. Para los curiosos y amantes de la comida asiática el restaurante se puede encontrar en la calle Doctor Vicent Zaragoza, 29, en el barrio valenciano de Benimaclet.