El verdadero sabor a brasas a escasos minutos de Valencia

En el local, además de los menús diarios que preparan, la verdadera protagonista es la parrilla. Fue su progenitor quien les enseñó a dominar las brasas para ponerlas al servicio de la cocina. «Las preparamos una hora antes», explica Toni, «lo más importante es no quemar el producto y, sobre todo tomarte tu tiempo para sacar la carne al gusto del cliente, todo con mucho cariño».

Este es el secreto de su éxito, unido a un producto de categoría, carnes y embutidos traídos especialmente cada semana del pueblo albeceteño de El Bonillo, de donde es originaria la familia, con ese sabor tan característico que es todo un reclamo para los paladares más exigentes.

El plato estrella es una fuente para cuatro personas compuesta por chuletón de buey, entrecot, ocho chuletas de cordero y cuatro pinchos, una propuesta muy suculenta para los carnívoros, aunque también se puede optar por una de menos ingredientes con dos chuletas de cordero y tres piezas de embutido. Como acompañamiento, se sirven con patatas a lo pobre y pimientos, dorados a la barbacoa.

Y para los menos amantes de la carne, está la opción del pescado, con emperador, sepionet o una buena parrilla de marisco. También son suculentas las hamburguesas hechas a la brasa y combinadas con varias propuestas como verduras de la huerta, queso e incluso huevo. A esta atractiva oferta se suman además los tradicionales bocadillos del tipo brascada, chivito o el manchego, con güeras, patatas y allioli.

En la extensa carta de tapas o entrantes, destaca sobre todo el lomo de orza, traído específicamente de El Bonillo y conservado en el recipiente donde guarda todo su sabor tan característico. A este se suma la tabla de jamón y queso, el esgarraet, el rabo de cerdo o la oreja a la plancha, entre otras propuestas como las patatas bravas, calamares y puntillas.

Pero además, el establecimiento tiene un menú diario muy variado para elegir entre platos como la paella que siempre se ofrece los jueves, arroz al horno y el gazpacho manchego de la tierra, totalmente casero, como ya tienen acostumbrados a sus clientes.

Un buen trozo de carne necesita de un maridaje adecuado y la vinoteca del Restaurante Barbacoa Calero cuenta con caldos tintos, blancos y rosados, conservados adecuadamente y con denominación de origen entre los que escoger, Ribera del Duero, Rioja, Rueda o de la tierra como Utiel Requena, entre otros.

No hay nada mejor que disfrutar de una buena comida en un ambiente familiar y acogedor. El local tiene un espacio con sabor tradicional en interior, decorado con imágenes del pueblo de El Bonillo que está muy presente, y una amplia zona de terraza que da a la avenida Mediterránea de Moncada, con un paseo ajardinado muy céntrico.

Su horario, desde las siete de la mañana hasta la noche, permite desayunar, almorzar, comer, cenar o incluso tomar un aperitivo en cualquier momento todos los días de la semana, excepto los domingos que cierran para el descanso del personal.

Los hermanos Calero se pusieron a los mandos de los fogones del negocio familiar tras un in pass, en plena pandemia, concretamente en junio de 2020 cuando volvieron a abrir el establecimiento. Todo lo que saben del arte culinario se lo deben a sus padres Bartolomé y María Luisa.

La cocina casera y la calidad de los productos les permitió sobrellevar la etapa de confinamiento con menús para llevar. «Fue por petición de los clientes», explica Toni Calero, «a pesar de las restricciones estuvimos dando servicio en los meses mas duros». Y la clientela ha seguido siendo fiel a quién no les abandonó durante la pandemia y el éxito ha acompañado a los hermanos que cuentan con una plantilla de siete trabajadores para dar un servicio de calidad al que están acostumbrados.