Sorprendentes rosados valencianos

Entrados en las semanas de más calor del año hasta la fecha, no se me ocurre mejor manera de inaugurar esta sección que presentándoles tres de los rosados más curiosos y a la vez elegantes de nuestra tierra. Yo misma me encuentro, mientras escribo estas líneas frente a la brisa del Mediterráneo, con una copa del primer rosado del que les quiero hablar esta semana, uno de los grandes desconocidos de nuestra tierra: Tabalá de Finca San Blas, ensamblado con dos variedades muy mediterráneas: bobal y garnacha. Se trata de un rosado con paso por madera de esos que descubres y te enamoran: asalmonado, seco, carnoso y elegantísimo. Y es que todo lo que sale de esta Finca en Requena es canela en rama, señores. No le pierdan la pista.

Nos trasladamos a Moixent, para hablar de Les Prunes. ¡Cómo nos gusta el gran trabajo que hace Pablo con la Mandó! Este Blanc de Mandó lo caté por primera vez en 2017 y añada tras añada ha ido evolucionando de forma excepcional, con esta variedad tinta autóctona de la zona dels Alforins, en el Celler del Roure elaboran este rosado, igual que un blanco, sin prensar, dejando el mosto flor fermentar y criar durante 6 meses en tinajas de barro. El resultado: un rosa precioso brillante, con fruta muy viva y muy fresco en boca, idónea para este momento del año. Grande nuestro Pablo, siempre dejando a la tierra que nos dé, lo que mejor se le da.

Y por último me traslado a La Marina Alta, para hablarles de Aida i Luis, y su Ou Yea (2019). Un monovarietal 100% de giró, uva tinta local por excelencia de La Marina, y con la que hoy les invito a probar este vino parcelario, con elaboración totalmente artesanal y que desde el Plà de Llíber, sus creadores embotellan solo para el disfrute de algunos, poco más de 2000 botellas.

En resumen: demos a nuestros rosados de la Comunitat la oportunidad que se merecen y dejen disfrutar a sus sentidos.

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