Pasear estos días por Valencia y no contagiarte de la fiesta es algo complicado. Por las calles de se respira ambiente fallero y la ciudad comienza a impregnarse del olor a pólvora que tanto caracteriza al mes de marzo. En cada esquina ... hay luces, casales, música y ninots que se alzan para que valencianos y visitantes puedan verlos antes de quedar en cenizas.
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Otro ingrediente imprescindible de las Fallas son las paradas de buñuelos y churros. No hay nada más fallero que comer este dulce hecho a base de harina, mantequilla, agua, aceite, sal y azúcar. En sus variantes modernas, a veces pueden estar rebozados en chocolate o crema o ir rellenos de otro dulce.
Con forma de bastón o de lazo, se pueden tomar solos o acompañados de un café. Aunque, según la tradición fallera, lo más típico es sumergirlos en un vaso o taza de chocolate caliente. Y es que este manjar se puede tomar a cualquier hora del día. Bien sea para desayunar, merendar o como resopón después de bailar en las verbenas o discomóviles que protagonizan la agenda nocturna de las Fallas.
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Este dúo fallero se reinventa en forma de tarta gracias a las manos de Pepina Pastel, una empresa de repostería con sabor valenciano. Su equipo ha creado la Pepichurros, una tarta de churros con chocolate. Está elaborada con chocolate a la taza Valor y trozos de churros y con una textura de lo más cremosa.
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Con un sólo bocado de la tarta, sentirás que estás mordiendo un churro bañado en chocolate. Eso sí, es importante seguir el paso a paso para disfrutar de este manjar como toca. Nada más te llegue a casa, se tiene que guardar en la nevera y, cuando la quieras consumir, debes meterla en el microondas durante dos minutos y medio para conseguir que el chocolate a la taza quede cremoso.
Pepa y Lara, madre e hija, son las creadoras del paraíso de las tartas. La empresa nació de casualidad. «Mi madre hizo tartas para 40 invitados en un cumpleaños», recuerda Lara. «Todo el mundo empezó a preguntarnos dónde habíamos comprado las tartas». En ese momento, la joven se dio cuenta de que había tenido el negocio en casa toda su vida, así que decidió dejar su trabajo y convencer a su madre: «Creía mucho en la idea».
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Empezaron vendiendo tartas a restaurantes para que incluyeran sus postres en los menús hasta que llegó la pandemia. No obstante, de la necesidad hicieran una virtud y se les ocurrió repartir tartas a domicilio para que nadie se quedara sin soplar sus velas durante el confinamiento o sin celebrar fechas señaladas.
Poco a poco fueron dándose a conocer, en parte, gracias a la difusión a través de redes sociales y de la creación de su página web.
En su obrador de Alzira, elaboran elaboran tartas de manera artesanal que se envían a toda la Península en menos de 48 horas. Entre sus productos estrella destaca las tartas red velvet, carrot cake, bombón de avellana, tarta lotus... necesidades de sus clientes.
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Ahora, Pepina Pastel cuenta con su propia tienda física para que valencianos y visitantes puedan conocer, de primera mano, las creaciones de Lara y Pepa. El local se encuentra en Alzira y supone un gran paso para la empresa, que actualmente cuenta con más de 3.000 pedidos mensuales.
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