Los mejores vinos dulces del mundo son valencianos

Empiezo por Julieta, un vino dulce natural, de Bodegas Pasiego que desde Sinarcas, en esta bodega familiar y a raíz de una condición climatológica puntual y sin ser buscado, consiguen elaborar esta peculiaridad de vino de uvas pasificadas y botritizadas de Chardonnay y Sauvignon Blanc. Con un paso por barrica de 18 meses, en boca es muy untuoso, pero nada empalagoso. En nariz es complejísimo, notas amieladas, de naranja escarchada… es toda una delicia. Yo lo tomaría sin duda para acompañar una tabla de quesos potentes.

Si hablamos de vinos dulces, no podemos olvidarnos de la uva blanca alicantina por excelencia, y para ello nos trasladamos hasta la Cooperativa San Vicente Ferrer de Teulada para hablar de su joyita, de su moscatel reserva Càntic del Sol, premiado internacionalmente. Se trata de un vino dulce de licor, elaborado con uva moscatel sobremadurada y secada al sol, y destaca su color oscuro intenso casi negro, en boca equilibrado con recuerdos a auténtica pasa de moscatel romano y muy persistente. Para tomar sólo, bien frío.

Como tercer vino, el reconocido como mejor vino dulce del mundo, nos movemos hasta Requena para hablarles del Dulce de San Blas, de la bodega Finca San Blas. Se trata de una rareza que solo se consigue cada cinco o seis años, cuando el clima favorece el desarrollo del hongo que produce de manera natural la podredumbre noble en los racimos. Sólo algunos de los granos de cada racimo se ven afectados, por lo que la vendimia se realiza minuciosamente en varias tandas. Después de esta vendimia manual y selectiva pasa por una crianza de 24 meses. Tan sólo 800 botellas en la última producción, un vino especialísimo, con un color ámbar precioso, notas a orejones, a azafrán, dulce pero muy fresco debido a su buena acidez y muy largo en boca pero nada pesado. Una auténtica maravilla.

Cualquiera de estas botellas será todo un tesoro para tu bodega.