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irma cuesta
Miércoles, 22 de julio 2015, 20:32
Quién le iba a decir a la legión de paparazzi que cada año por estas fechas toma el país que la benjamina de la Casa de Alba, el ojito derecho de la añorada doña Cayetana, y el galán patrio por excelencia les arreglarían el año. Con el romance de Bigote y María Teresa más que amortizado, y el affaire Vargas Llosa-Preysler destilando más intelectualidad de la que somos capaces de digerir, solo una fuga de Isabel Pantoja al estilo de El Chapo habría animado el verano como lo hará la pareja revelación de la temporada.
Eugenia Martínez de Irujo y Jose Coronado (así, sin acento) se conocieron hace unos meses gracias al batallón de amigos comunes que ella cosechó durante su relación con Gonzalo Miró. Porque, aunque en principio uno crea que el actor y la aristócrata tienen poco -o nada- en común, lo cierto es que la duquesa de Montoro, desde su noviazgo con el presentador -su último y único gran amor conocido tras su separación de Francisco Rivera-, atesora buenas amistades entre los grandes de la farándula. Dicen quienes los conocen que ha sido en un par de encuentros casuales donde ha saltado la chispa; que una cena aquí, una copa allá y otra más adelante en el Madrid ardiente de este inicio de verano han sido suficientes para que nuestro particular Sean Penn y la hermana pequeña del noble más noble de entre los nobles de España hayan sucumbido a una pasión incontrolable.
Como a estas alturas más de medio país ya se ha recreado con el testimonio gráfico, es difícil no considerar las pruebas irrefutables: besos inacabables, abrazos tiernos, paseos en moto a la luz de la luna, cenas para dos... y el clásico en tu casa o en la mía, confirman que estamos ante la anaconda del verano.
De momento, un nutrido enjambre de reporteros ya ha abandonado su domicilio para hacerse con un sitio fijo ante las viviendas de los enamorados. De ahí que sepamos que el galán y duquesa ya han pasado la noche juntos en la casa que el actor comparte con su hijo Nicolás en la madrileña calle José Abascal, y que van y vienen con esa prisa que suele entrarle a uno en estos casos.
Coronado (Madrid, 1957) ya ha roto su silencio para contarnos que está feliz y que "lo tenga que ser será". Ella, aunque no ha dicho ni esta boca es mía, ha recuperado tras meses de duelo la cara de niña pilla y los ojitos golositos a los que nos tenía acostumbrados. El asunto está, dicen ahora los expertos, en cómo llevará nuestro particular Tenorio el acoso que le espera. Rosa Villacastín, que conoce a la pareja desde hace ya un montón de años, asegura que el verano será la prueba del algodón. "Por mucho que ella esté acostumbrada a llevar a la prensa detrás desde que nació, nunca lo ha asimilado; de hecho, vive un poco obsesionada por ese asedio mediático a la que la someten desde que tiene uso de razón. Y eso, por no hablar de Coronado, que siempre se ha movido con libertad, nunca ha entrado en el juego y siempre se ha mantenido muy alejado de la prensa del corazón. Seguro que será duro para él sobrellevar todo este montaje. Ahora bien, si lo consigue, lo mismo la historia va para largo".
La periodista cree que ha sido el aire desvalido que envuelve a la duquesa huérfana, y una buena dosis de coquetería, lo que han enamorado al protagonista de No habrá paz para los malvados. "Es una combinación perfecta para determinados hombres a los que se les despierta el instinto protector sin poder evitarlo".
Por lo demás, nadie duda de que si hay alguien en este país imbatible en el arte de la seducción, es este señor. Niño bien de Chamberí, macarra en la mili en Torrejón, empresario hostelero, modelo, coreógrafo de moda, actor de teatro, periodista en la tele (no hay que olvidar las madrugadas de La noche prohibida con Ivonne Reyes, en la que lo mismo colaba casquería que temas escabrosos) y, finalmente, laureada estrella de cine, Jose acumula una lista interminable de conquistas. Dejando al margen a quienes han sido los grandes amores de su vida: Paola Dominguín Bosé, madre de su hijo Nicolás; Mónica Molina, madre de su hija Candela, y la periodista Elena González del Prado con la que vivió cuatro años, el número de damas que han caído rendidas a los encantos del actor es tan extensa como heterogénea. Desde la modelo Esther Cañadas, a la que pilló recién separada de Mark Vanderloo en 2000, a la hoy ubicua Paula Echevarría cuando aún no era mi mujer de David Bustamante ni actriz de éxito, pasando por Maru Valdivieso, que fue quien le arrastró hasta el mundo de la interpretación, o Silvia Abascal.
Pero si hay un romance con morbo en la fértil carrera amorosa del actor, sin duda es el que mantuvo con nuestra tonadillera más popular y controvertida. El atractivo Jose coincidió con Isabel Pantoja, por entonces flamante viuda de España, en el rodaje de Yo soy esa en 1990, y se encargó de alegrarle la vida (aunque fuera durante solo unos meses) a la hoy famosa inquilina del penal de Alcalá de Guadaíra.
"Conmigo fue fantástica, tuvimos una estupendísima amistad, me parece una mujer maravillosa", ha reconocido el actor que dice no saber por qué las relaciones le aguantan tan poco. "No me siento orgulloso de ello, ojalá que me hubiesen durado, porque cuando estás bien con alguien no hay mejor estado, no hay felicidad más plena", dijo hace solo unos meses acomodado en el Chester de Telecinco.
Jose, quien de su época de modelo (le tentaron con dos suecas y un montón de pasta para rodar su primer anuncio de whisky en Menorca y él mismo ha reconocido que no pudo decir que no) conserva un odio irrefrenable a ir de compras y adora caminar descalzo, ha encontrado en Eugenia (Madrid, 1968) la horma de su zapato. Y es que a la joven duquesa siempre le ha ido ese aire hippy-chic que tan bien le sentaba a su madre.
En el momento perfecto
Dicen los amigos de la pequeña de los Alba que si la han fotografiado con Coronado es porque no la ha importado. Según Chelo García-Cortés, entregada profesional de la prensa del corazón, aunque solo se la reconocen dos grandes relaciones -la que mantuvo con su exmarido, el torero Francisco Rivera, padre de su hija Cayetana, y la del mencionado Gonzalo Miró- la duquesa ha tenido otras muchas que no han trascendido. "Cuando quiere sabe muy bien guardar en secreto a sus parejas, de modo que si esta vez les han pillado en la calle solo quiere decir que están locos el uno por el otro y que les da igual que les saquen fotos".
También ella coincide con que Eugenia lo ha pasado muy mal tras la muerte de su madre. "Me alegro mucho de que estén juntos. Creo que se han encontrado en el momento perfecto y, aunque lo primero que uno piensa es que es muy fácil dejarse encantar por Jose, quienes la conocemos sabemos que ella es también una mujer con un encanto especial; muy divertida y coqueta. Los dos, cada uno a su modo, son unos perfectos seductores".
De momento, a la espera de acontecimientos, la duquesa ya cuenta con el beneplácito de la familia. "Es un actor buenísimo, extraordinario, de los mejores de España y de Europa", dijo hace unos días sin poder reprimir un sonrisa el nuevo duque de Alba cuando le preguntaron por su nuevo cuñado.
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