La 'no boda' de Juan Ortega con Carmen Otte se ha convertido en uno de los temas de actualidad del momento. Hace apenas una semana, el torero dejó plantada a la que iba a ser su futura mujer minutos antes de que fueran a contraer matrimonio. Desde entonces, ambos han optado por refugiarse en distintos lugares. Ella junto a una amiga en Rota y él en un pueblo de Guadalajara.
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Ahora, el programa 'Fiesta' de Telecinco ha contado nuevos detalles sobre la situación que vive el torero. Según explican, se marchó a Madrid, donde fue visto en una iglesia de Malasaña «rezando y destrozado, llorando muchísimo», apunta uno de los colaboradores.
Además, ha charlado con el entorno más cercano tratando de explicar su versión: «No lo he hecho bien, pero esto no iba bien desde hace tiempo… Ni voy a dar un comunicado ni voy a dar explicaciones. No haré nada, esto ya pasará, mañana habrá otra noticia nueva y se olvidarán, según declaraciones que recoge 'Vanitatis'.
Sus amigos y familiares más cercanos explican que «lo que más nos sorprendió es que cuando estuvimos con Juan el viernes antes de su boda, a todos nos despedía diciendo: 'Mañana nos vemos'. Y lo hacía con naturalidad. Una persona como él sería incapaz de decirlo si hubiera tenido otra cosa en la cabeza», explican al mencionado diario.
Para Aurelio Manzano, de 'Fiesta', Ortega tenía dudas y «semanas antes de la boda, él toma consciencia de que no quiere casarse». Al parecer, había diferencias entre las familias en la forma de celebrar el enlace: «Él no considera que esa es la boda que él quiere, se lo comunica a ella semanas antes de la boda».
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El mismo periodista asegura que «el día antes de la boda, el viernes, incluso antes de la preboda, él ya estaba pasando todo el día llorando, y que en la preboda él no estaba bien y que él ya había dicho que no se quería casar».
Lo sorprendente de la situación ha provocado distintas teorías respecto a lo que pudo ocurrir. Desde el programa de Emma García, el reportero Omar Suárez habló sobre la influencia de una tercera persona: «Una persona del pasado, que nunca se habría ido, podría haber impedido la boda. Amenazó con aparecer el día del enlace y hacer que todo saltara por los aires. Ante este temor, el torero se vio en la obligación de cancelarlo todo».
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