La peor cara de la DANA se mostró durante la tarde de este martes, justo cuando miles de personas se desplazaban desde el trabajo a sus casas por las carreteras. Muchos de ellos perdieron la vida tras recibir un mensaje de alerta que llegó cuando ya estaban siendo asfixiados por el agua. Uno de los que se encontraba en la carretera a esa hora fue el presentador Máximo Huerta, que se dirigía a Madrid para presentar su nuevo libro titulado 'Mi pequeña librería'.
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La autovía A-3, la principal vía de acceso a la capital desde la Comunitat Valenciana, quedó anegada e impracticable, y Huerta se vio obligado a regresar a su casa en Buñol tras pasar varias horas atrapado en su coche. El presentador compartió su experiencia en sus redes sociales: «La A-3 estaba cortada e inundada. Tras horas en el coche he llegado a casa. Estoy en Buñol. Mi abrazo a todos los afectados, que son muchos, demasiados».
Además, Huerta ha relatado en el programa 'La Ventana' de Cadena Ser su experiencia durante estos días. Explicó que vivió «días de gran preocupación», especialmente al quedarse tres días sin cobertura junto a su madre, que sufre demencia. «Toda mi familia vive en Utiel. Estábamos incomunicados, sin radio, sin teléfono, porque no había luz. Mi madre me preguntaba qué estaba pasando, pero no podía darle una respuesta. Estos tres días han sido desesperantes. No sabíamos nada de la familia de Utiel, ni qué estaba pasando ni la gravedad de la mañana siguiente. He podido hablar con mis primas, que han perdido los coches», explicó el escritor en el citado medio.
Además, compartió que su librería, que inauguró hace poco más de un año en este municipio, también sufrió daños en la trastienda y en el baño. Para el presentador, este desastre marcará «un antes y un después» en la Comunitat. «Va a marcar a una generación como la riada del 57. Los azulejos de las casas de la época del 57 marcaban hasta dónde había llegado el agua. No sé si habrá azulejos como en ese tiempo, pero sí que se recordará», afirmó.
Otro de los aspectos que destacó es la angustia de recibir la información de manera fragmentada y la deshumanización de las víctimas, que se convierten en meros números conforme se actualiza la cifra de fallecidos. «El goteo de cifras me chirría porque, si solo miramos el número, le vas quitando el nombre, edad y profesión a las personas. Esa ampliación de toda la fotografía y de la historia pequeña, esos dramas, es importante», aseguró Huerta.
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Cuando Marta del Vado le preguntó cómo se encuentra actualmente su madre, contó que es complicado explicarle lo que está sucediendo. «El presente continuo de la memoria le vuelve y no llega a ser consciente de la tragedia. Es una afortunada porque está conmigo, pero no me puedo imaginar a los ancianos que están solos en sus pisos, que no recuerdan si tienen que beber, los que no tengan agua, los que les toca hacer cualquier cosa y están incomunicados. Personas que ya han vivido otras tragedias», lamentó.
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