¿Por qué los niños no deben ver 'El juego del calamar'?

Los expertos alertan de que la estética infantilizada y la violencia extrema es una combinación fatal para los menores, que imitan los juegos de la serie más vista de Netflix

Viernes, 15 de octubre 2021, 00:36

«Mamá, quiero ver una serie que se llama 'El juego del calamar', la han visto amigos míos y dicen que mola un montón». Quien suelta estas palabras una tarde al salir del colegio es un niño que acaba de cumplir nueve años ... y que ha quedado, como tantos otros de su edad, fascinado por la estética infantilizada de una serie con nombre de juego donde se plantean pruebas como las de una 'ginkana' organizada en una jornada de scouts. La diferencia con un inocente día de diversión es que esta serie, la más vista en la historia de Netflix y que se estrenó hace un mes, es extremadamente violenta y mezcla ese atractivo por los desafíos con la posibilidad de ganar mucho dinero o, por el contrario, morir.

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Enric Valls, psicólogo valenciano especialista en salud y educación, alerta de los peligros de que los niños vean esta serie. «Una paciente, maestra de profesión, me comentaba ayer que en su clase al menos cinco niños de seis años la habían visto, y estaba alarmada». En los patios de los colegios se juega al pajarito inglés, pero en realidad se reproduce el juego 'Luz roja, luz verde', y la simulación de matar a los perdedores.

En Inglaterra ya han alertado de que van más allá, y animan a que quienes no superen una prueba determinada reciban un disparo de aire comprimido en la cara. «Diría que no es recomendable ni siquiera a partir de dieciséis años», explica Enric, que cree que lo peligroso es que se normaliza la violencia asociada a juegos infantiles, con escenas sexuales, torturas, sangre explícita y muerte. «En edades tan tempranas todavía no tienen la capacidad de criterio que les haga ver qué es real y qué no lo es».

Los menores no pueden reconocer que ese contenido violento no se puede reproducir en la realidad

Ya sucedió con juegos como Among Us, donde se asocia un juego aparentemente inofensivo con matar. Porque los niños tienden a imitar. «Es su patrón de comportamiento, la forma que tienen de aprender a estar en el mundo». Pero su pensamiento crítico no está desarrollado, así que no pueden reconocer que ese contenido violento no se puede reproducir en la realidad. Que cuando juegan en equipos a las canicas o a estirar de una cuerda, el hecho de perder no puede conllevar la muerte. Es más, lo correcto es que ellos aprendan que se puede fracasar, que no pasa nada con levantarse otra vez e intentarlo de nuevo. Aquí no hay segundas oportunidades. Incluso alegrarse porque muera gente «es una emoción aberrante que no debería incorporarse de ninguna de las maneras a la realidad en la que crece un niño».

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Pero para los participantes en los macabros juegos de la serie que mueran otros y no ellos mismos supone estar más cerca de ese premio en metálico. «Aunque nosotros, los mayores, veamos que en cierta forma hay un espíritu crítico en la serie de hasta qué extremos puede llegar el ser humano por dinero, la realidad es que los niños no pueden captar esa crítica subterránea», asegura el psicólogo.

Además, para niños y, sobre todo, adolescentes, las modas son muy importantes, y que se hable de una película, un juego, que se lleve determinada ropa o tal modelo de mochila es formar parte del grupo. «Soy la única de mi clase que no ha visto 'El juego del calamar' y la tengo que ver», dice una niña de catorce años, hablando como si fuera una necesidad vital.

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«Pero el fácil acceso a Netflix en los hogares, el escaso control que en la mayoría de los casos tienen los padres sobre el contenido que sus hijos ven en tabletas, móviles u ordenador, ha propiciado que haya muchos niños con acceso a series como 'El juego del calamar' a pesar de no estar recomendada para ellos». En este sentido, Valls aboga por el control parental, a través de aplicaciones o restricciones específicas donde se limite cierto contenido no apto.

O la posibilidad, en el caso de que sean algo más mayores, de poder verlo en familia y ser los intérpretes de ese contenido, poniendo sobre la mesa esa capacidad crítica que ellos no tienen desarrollada del todo. Porque, atención, padres, el enorme éxito que ha tenido 'El juego del calamar' augura no solo una segunda temporada de la serie coreana, sino que las plataformas de streaming pongan el foco en producir contenidos del mismo estilo.

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