ada dasí
Picanya
Martes, 4 de agosto 2020
Izan, el pequeño de Picanya de 7 años que cuidan sus abuelos paternos, Manolo y Antonia, no se irá a un centro de acogida de menores, al menos de momento. La Conselleria de Igualdad y Políticas Inclusivas ha dado una «nueva oportunidad» a la familia y ha modificado la orden de asumir la custodia «para seguir la intervención» en el ámbito familiar a lo largo de este mes.
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Este es el plazo que ha dado para volver a valorar la situación en la que se encuentra el pequeño y tomar una decisión definitiva sobre su custodia. No obstante, pasado ese tiempo, pueden ocurrir tres supuestos; dar más tiempo, que pase a manos de la Generalitat o bien cederla a sus abuelos, «todo dependerá de cómo se desarrolle el proceso», señalan fuentes oficiales.
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Por su parte, el abogado que representa a la familia ha presentado en el juzgado un recurso para suspender la entrega de Izan que pasaría estar bajo la tutela de la administración valenciana, que decidió intervenir porque «el entorno familiar no es el más apropiado para el pequeño». La madre abandonó el hogar y el padre ha sido considerado como «incapacitado» para criar a su hijo. Por ello, el pequeño ha crecido con sus abuelos, que ya han cumplido ambos los 70 años.
Tal y como apuntan las fuentes consultadas del Consell, «lo más importante es proteger el interés del niño» y «actuar de la manera menos traumática posible para él». Por ello, representantes de la Conselleria se pusieron en contacto con los abuelos de Izan con el fin de comunicarles la intención de «seguir trabajando con ellos». Antonia, la mujer, ya ha realizado algunos cursos para orientarla en la educación del pequeño y ha expresado su voluntad de colaborar en todo lo que pueda.
Será un carrera a contrarreloj en la que los abuelos tendrán que «asumir compromisos», como la asistencia del niño a un psicólogo o pedagogo que será el que valore sus progresos. También deberán visitar el centro de acogida, donde inicialmente se iba a trasladar, y en el que estará acompañado por un profesional.
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El pasado lunes se cumplía el plazo para que los abuelos entregaran al niño que quedaba bajo la custodia de la Generalitat, después de un largo proceso y la valoración de un comité específico que determinó que esta era la mejor opción, «siempre mirando por el interés del menor». A pesar de que se desplazó personal autorizado para llevarse al pequeño, no fue posible porque no estaba en casa.
Ese mismo día, cerca de un centenar de vecinos de Picanya se solidarizaron con la familia, muy conocida en el municipio, y se concentraron a las puertas del ayuntamiento protestando por la controvertida decisión. La presión vecinal consiguió que el alcalde, Josep Almenar recibiera a los afectados y les comunicó que «haría todo lo que estuviera en su mano», aunque no es una competencia municipal.
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