Miguel vuelve a clase con su enfermero

De igual modo, se les ha ofrecido acompañamiento para solicitar la figura del asistente personal que le corresponde a Miguel por su edad (16 años), y que depende de la Conselleria de Igualdad y Políticas Inclusivas.

Si no lo han hecho antes ha sido porque este servicio implica que la madre, Gador, pierda su condición de cuidadora no profesional, con lo que se resentiría la economía familiar y supondría para la progenitora volver a emplear su tiempo en la formación de un profesional para que pueda entender las indicaciones de Miguel y la forma de comunicarse.

Con esta medida, el adolescente está más que contento. Su cuidador, Vicent, con el que se entiende a la perfección, podrá volver a acompañarlo a sus clases esta misma semana, aunque con un pequeño sacrificio, la atención que hasta ahora era de 40 horas semanales se ha reducido a 20. "Lo suficiente para cubrir su horario escolar y lo que le habíamos propuesto a la conselleria", señala su padre, Miguel.

Los progenitores están satisfechos con la decisión, pero todavía les queda un largo camino en su batalla para conseguir que se cambie la normativa de la dependencia y se pueda acceder al asistente personal sin perder la prestación ni tampoco la cotización a la Seguridad Social. "No es lógico que sea compatible si dejas a tu hijo en un centro de día ocho horas pero si te conceden este servicio, no", apuntan, dispuestos a insistir en esta cuestión para todos aquellos que tienen el mismo problema, y por su hijo que quiere seguir con estudios superiores.

Y es que Miguel no tiene límites, solo los que le impone la enfermedad neuromuscular que sufre desde que tenía unos pocos meses de vida y que le impide moverse y comunicarse. Por eso, cuando se vio limitado, sin poder asistir al instituto, escribió una carta dirigida personalmente al conseller de Sanidad, Miguel Mínguez, de la que ya informó este periódico, en la que explicaba que ir a clase "me da la vida" y le pedía "por favor, que cambiarán de opinión y dejaran a su enfermero".

Con su esfuerzo ha conseguido sacar cada curso desde infantil, en el colegio San Blas de Albal, hasta secundaria en el IES, a pesar de sus ingresos hospitalarios, con un beneficio no solo para él, sino también para sus compañeros que han aprendido sobre la diversidad.