![Las decisiones arbitrales evitan el liderato del Levante](https://s2.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2024/02/05/Espanyol-Levante-RZiaHMWgkBJ7N1iLP3WptcI-1200x840@Las%20Provincias.jpg)
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Hagan marcha atrás hasta la cruel noche, tanto que hizo añicos el manido yunque de la adversidad. Sí, la del Alavés, en la que granotas y babazorros contuvieron la respiración durante diez minutos. Después de rebobinar hacia delante y hacia atrás, de ralentizar la imagen ... y congelarla no sé cuántas veces (así, resumido, lo que ahora se escucha en los audios de VAR plagados de anglicismos), Hernández Maeso señaló el famoso penalti por la dudosa (y en todo caso, de aceptarla, intrascendente e infantil) de Rober Pier que no sólo privó al Levante del ascenso: inició la crisis institucional y económica que le llevó por delante el club y lo ha dejado en la UVI, lastrado por una monstruosa deuda. El mencionado colegiado, por cierto, es el que la lió en el Real Madrid Almería.
Tras aquella noche trágica, más de uno pensaría que al Levante se le trataría bien en esta nueva temporada en Segunda. Pues no, más bien al contrario. Para llegar a esa conclusión tampoco hicieron falta seis meses de competición. La esperpéntica actuación de Arcediano Monescillo y sus compinches del VAR en Cornellà ha sido la gota que ha colmado el vaso en una Liga en la que el equipo de Javi Calleja ha sido torturado con al menos seis arbitrajes calamitosos que le han arrebatado hasta doce puntos. El lastre es brutal, hasta el punto de que sin haber recibido toda esa sangría -es hablar demasiado, pues hay que admitir que el problema de criterios a la hora de aplicar el reglamento lo sufren todos los equipos- los granotas estarían ahora líderes de Segunda.
Pero es que al Levante los fallos en contra le han llegado desde el primer día, ya en agosto, en Lezama contra el recién ascendido Amorebieta. Para que se fuera haciendo la idea de lo que le esperaba. Además, para los conspiranoides, puede interpretarse hasta como una burla que se le perjudicase con una mano (pero al revés) con clara similitud de la de Rober Pier. Después de eso, al menos ante Villarreal B, Leganés, Racing, Mirandés y Espanyol a los levantinistas les han perjudicado en acciones flagrantes y que se podrían haber rectificado, y que han sido determinantes.
Tras cada 'atraco' arbitral, el Levante ha remitido un escrito al CTA (Comité Técnico de Árbitros) elaborado por Jorge Lucas. En todos ellos la contestación ha sido la misma: el desprecio del silencio o del caso omiso. El órgano presidido por Medina Cantalejo tampoco titubea ante las quejas -da igual el tono porque se han probado todos- de una plantilla y cuerpo técnico desesperados. El presidente granota, Pablo Sánchez, comparecerá este martes para repasar la actualidad del club, aprovechando la presentación de Maras. Se le tirará de la lengua con preguntas sobre qué queda por hacer para acabar con esta injusticia en cadena.
El Levante se había adelantado por medio de Bouldini. En la segunda mitad jugó con fuego y, lejos de ir a sentenciar el choque, esperó atrás al Amorebieta. En una de esas, Jauregui rompió el fuera de juego y marcó. Lo que se vio claramente en las imágenes fue cómo el balón daba en la mano del futbolista local, generándole una clara ventaja. A pesar de ser llamado al VAR, el árbitro dio validez al gol. Después no vio un derribo en el área contraria a Cantero. ¿Saben quién era el árbitro? Arcediano Monescillo… sí, el de Cornellà. ¿Se cerró el círculo este domingo? Ojalá.
Con 0-0, el colegiado de turno, Cordero Vega, anuló un tanto a Bouldini por un milimétrico fuera de juego en el pase de Carlos Álvarez. Lo más indignante es que se tardó seis minutos en llegar a esa conclusión, cuando teóricamente el VAR está para acciones claras. El presidente granota, Pablo Sánchez, expresó públicamente la queja del club y corrió la leyenda urbana por redes de que el CTA había reconocido el error. Lo cierto es que parando las imágenes lo que se veía era que el delantero estaba en línea con el último defensa. Luego se adelantó el Villarreal B y empató Fabricio.
Lo peor de todo es que el agarrón de Raba a Capa (que se admitió aún sobre el césped entre los futbolistas de ambos equipos) sólo fue la guinda de la calamitosa actuación de Milla Alvéndiz y González Esteban, este desde la sala VOR. En la primera parte, con 0-1, se anuló el segundo a Pablo Martínez en una falta por un fuera de juego posicional de Postigo que no interviene para nada en la acción. El Leganés empató con un penalti muy discutible (y de nuevo en la moneda salió cruz, qué casualidad) y remontó con un centro lateral que remató en el segundo palo Raba, no sin antes realizar un agarrón sobre Capa para quitárselo de encima e impedirle defender.
Quizás no sea demasiado riguroso hablar de puntos directamente, aunque la actuación arbitral fue un detonante para la goleada final del Racing en el Ciutat. El equipo venía de la carnicería de Leganés y se encadenaron otras acciones que terminaron por desquiciarle, como la falta previa sobre Óscar Clemente en el 1-1, obra de Arana. O la segunda igualada, desde el punto de penalti cuando la falta cometida por Álex Valle se produjo fuera del área. Después del 2-2 el equipo se vino abajo y estuvo calamitoso.
A Bouldini se la han hecho dos veces: un fuera de juego como el del Villarreal B le impidió celebrar su tanto en tierras burgalesas. Carlos Martínez abriría el marcador con un golazo que, aunque se quisiera, sería imposible de anular. Los granotas jugaron con fuego en la segunda mitad, eso no se puede negar, metiéndose en su propia área. Cuando el encuentro expiraba, el Mirandés empató en el minuto 94 por un fallo defensivo. Esto en el partido de la primera vuelta: en la primera se empató 2-2 y los visitantes igualaron en Orriols en tiempo añadido después de que el Levante jugase con diez muchos minutos por la rigurosa expulsión de Brugui… a instancias del VAR.
En un partido donde había permanecido inadvertido, Arcediano Monescillo e consagró como azote del Levante en los minutos finales. Le bastó con tomar dos decisiones consecutivas que trasvasaron los 3 puntos en juego de los visitantes a los locales. Les dijo a los granotas que no había visto la mano de Keita Balde dentro del área del Espanyol y que desde la sala VOR no le habían avisado. La acción le pilló perfectamente colocado y de cara al juego. Si no la vio, quizás deba graduarse la vista, porque cualquier otra explicación es peor y da pie a todo tipo de conspiraciones. Lo inexplicable es que desde el vídeo arbitraje no le llamasen. Sí anduvo perfecto de vista en la pena máxima de Álex Muñoz que, por otra parte, es clara. Por si fuera poco, el colegiado reflejó en el acta que, al retirarse, Bouldini golpeó el VAR. Aunque precisó que la pantalla no sufrió daños, puede haber sanción de hasta cuatro partidos.
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