Cartagonova, el estadio donde estalló el ascenso

Era el 22 de mayo de 2010. Jornada 38. El Levante, segundo clasificado, se desplazaba para medirse a su inmediato perseguidor, el Cartagena. Sólo había un punto de diferencia entre ambos. Miquel Robusté, desde su posición de central, tuvo un papel clave al firmar un doblete.

"Había demasiado en juego. Empezamos mal el año y, de estar luchando por estar en una situación cómoda, enganchamos una buena racha y nos plantamos a final de temporada disputando el ascenso. Era el último año que subían los tres primeros y era muy importante ganar ese partido porque dejábamos al Cartagena a cuatro puntos y quedaban cuatro jornadas. Todo el estadio lleno, toda nuestra afición detrás de una portería, el Cartagena tenía un gran equipo... Era un partido con mucha tensión y mucho nervios y con las aficiones a tope para conseguir el objetivo", recuerda Robusté. Un ambiente caldeado. Tanto en el césped como en la grada. "Fue de los viajes en que vi más afición del Levante. Empezamos ganando, luego nos remontaron, después hubo la expulsión (Txiki)... Salimos escoltados por la policía porque había mucha tensión", comenta Robusté. Imposible olvidarlo: "Cuando hablamos de anécdotas de ese ascenso, siempre recordamos el día de Cartagena y la polémica que hubo".

Robusté, quien nunca había marcado más de un gol por temporada, aquel día vio portería en dos ocasiones. "Algo nada habitual", admite sonriendo. Una victoria que abrió de par en par las puertas de Primera: "Salió un partido redondo y tuve la suerte de meter el primero y el tercero y ayudar al equipo a conseguir el objetivo. Estos partidos son los que se recuerdan porque marcan el ascenso. Y poder aportar dos goles un jugador que es central que normalmente no puede contribuir en ese aspecto... Tanta gente en el campo, familiares y tanta alegría después de dar un paso tan importante para ascender... El club estaba en una situación muy mala económicamente y podemos decir que salvamos al club de una posible desaparición". El Levante, liderado por Luis García, obró un milagro. "Es el mejor vestuario que me he encontrado a nivel de grupo humano. Y si te acompañan los resultados y consigues un ascenso cuando nadie se lo esperaba por el nivel económico del club, se celebra el doble".

Robusté echa la mirada atrás: "Después de tantos años se vuelve a Cartagena y tenemos muy buenos recuerdos". Aquella gesta quedó grabada en su memoria: "Mi mejor momento es ese y el Europeo sub-19 que ganamos. Era una generación que llevábamos muchos años juntos y por suerte era el capitán de la selección. El ascenso del Levante también me tocó vivirlo como capitán".

El central, de 37 años, se ha incorporado esta temporada al Vilassar de Mar: "Sigo jugando en mi pueblo. El equipo está en Tercera Federación. No vamos muy bien este año y toca remontar". Sin embargo, su futuro estará lejos de los campos: "Tengo claro que no seguiré con el fútbol, ni de entrenador, ni de director deportivo, ni nada. Ya está bien. No quiero estar toda la vida con los fines de semana ocupados. Quiero disfrutarlos con la familia".

El domingo, 13 años después del memorable triunfo, el conjunto granota regresará a Cartagonova: "Iborra es el único jugador que está de aquella época. Espero que el Levante siga con la buena racha que lleva y quede entre los dos primeros para no tener que sufrir. Tengo ganas de que suban el Levante y el Alavés por Luis García. Hay equipos fuertes como el Eibar y Las Palmas. La Segunda es muy competitiva. Esperemos que nuestro Levante se meta ahí y pueda estar en Primera otra vez".