Una victoria a fuego lento

«Ascender ahora debe ser una ilusión, no una obligación». El pasado viernes, Javier Calleja reprodujo fielmente el mensaje lanzado unos días atrás por la nueva portavoz del Levante, Maribel Vilaplana. Lógico. Teniendo en cuenta los modestos parámetros económicos en los que ha pasado a moverse el club azulgrana, conviene cubrirse las espaldas y controlar las expectativas. Sin embargo, para alimentar esa llama de esperanza, hay días en los que no se puede fallar. Y este sábado era uno de esos. Los de Javier Calleja, después de dos jornadas tropezando en Orriols, hacían las maletas para visitar a un Alcorcón recién llegado de la Primera RFEF. Cumplieron y se adjudicaron una victoria cocinada a fuego lento. El cuadro azulgrana supo manejar los tiempos, crecer a lo largo de los minutos, aprovechar la superioridad numérica y remangarse cuando el rival puso toda la carne en el asador. Sin necesidad de crear un fútbol brillante, los granotas completaron una actuación seria. Con un pulmón llamado Oriol Rey, recuperaron sensaciones y dejaron su portería a cero en el estreno de Andrés Fernández bajo los palos. Invictos fuera de casa, recuperaron provisionalmente posición de play off de ascenso. Esto es muy largo, pero la solvencia mostrada en el estadio Santo Domingo es el camino.

El Levante jugó más de una hora con un futbolista más, ya que en el minuto 29 Javi Castro vio la segunda cartulina amarilla por una entrada a Álex Vallés y se fue a la calle. El cuadro azulgrana, que hasta entonces estaba encontrándose con problema para romper el entramado defensivo del Alcorcón, se soltó. Y acabó adjudicándose un triunfo que resulta reconfortante. Las dudas generadas en las dos jornadas anteriores quedaron mitigadas, sobre todo por la consistencia a nivel defensivo. Eso sí, el equipo necesita más desequilibrio y profundidad cuando el rival levanta la muralla. Dispone de futbolistas para desbordar, pero por momentos falta agresividad.

Con un empate y dos victorias a domicilio, el Levante demuestra que, a pesar de no existir la presión del ascenso a Primera, sí hay una plantilla diseñada para colarse en el play off. Esta semana, la Liga ha destapado aún más la dura realidad económica del club, que ha pasado a contar con el tercer límite salarial más bajo de Segunda. Los 11,7 millones de la temporada pasada se han quedado en 4,7. Un tijeretazo que deja a la entidad de Orriols sólo por encima del Huesca (4,6) y el Amorebieta (4). Precisamente, el Alcorcón, que ha regresado a la categoría de plata tras una temporada en Primera RFEF, tiene un margen de 5,2. Sin embargo, más allá de estas circunstancias, el proyecto deportivo de los azulgrana luce argumentos de sobra para mirar hacia arriba. Los fichajes ilusionan. Sobre todo un Oriol Rey que enseñó este sábado la senda de la victoria. El centrocampista catalán, formado en la cantera del Barcelona, se echó al equipo a sus espaldas. Lidera las labores de contención, es inteligente y posee llegada al área rival. El juego giró alrededor de él. Y el gol que firmó en el minuto 36 tuvo un sabor muy especial, ya que supuso su primer tanto en el fútbol profesional. Con la camiseta del Mirandés y la del Valladolid no llegó a marcar.

Pero en Alcorcón el gran reto de Calleja pasaba por recobrar la solidez atrás. La gran virtud del Levante del curso pasado se estaba difuminando en este inicio de curso. La pérdida de puntales como Pepelu, Iborra y Cárdenas se hace notar. En plena búsqueda de soluciones, el técnico madrileño entendió este sábado que era el momento de tocar una tecla bajo los palos. Dejó en el banquillo a Joan Femenías y entregó los guantes a Andrés Fernández. El arquero murciano, llegado este verano, fue intocable en el Huesca durante las dos últimas temporadas. Era su turno. Tomó el relevo con oficio. A sus 36 años, le sobran galones. Y apenas tuvo trabajo en su debut como granota, ya que el Alcorcón sólo disparó en una ocasión entre los tres palos.

Las otras teclas tocadas Calleja fueron el retorno de Postigo en lugar del sancionado Vezo y el cambio de sistema. El preparador azulgrana, quien habían planteado las primeras cinco jornadas con un esquema de tres centrales, decidió este sábado recuperar ese 4-4-2 que sobresale dentro de su libro de estilo.

El Levante, por empaque, sabía que no debían escaparse los tres puntos en Alcorcón. Sin embargo, pronto llegó el primer susto para los granotas. El conjunto alfarero saltó al césped con las ideas clarísimas: aguantar bien arropados en su campo y trenzar rápidos contragolpes. Así llegó a los nueve minutos la oportunidad marrada por Dyego Sousa. Todo un toque de atención.

El Levante comenzó excesivamente atascado, con un dominio de balón infructuoso, aunque se fue estirando, sobre todo gracias a la movilidad de Dani Gómez. Y en el minuto 29, punto de inflexión con la expulsión de Javi Castro. Entonces los granotas apretaron para encontrar las costuras de un Alcorcón dañado. Bouldini apareció con un testarazo al travesaño e, instantes después, llegó el gol de Oriol Rey. El catalán remató a placer desde el balcón del área tras recoger el rechace en un córner.

El Alcorcón salió con el cuchillo entre los dientes en el segundo acto y los azulgrana atravesaron los momentos de mayor sufrimiento. El Levante, descompuesto e impreciso, no encontraba su sitio. Sin recursos para acercarse a la portería de Jesús Ruiz. Y con tal de cambiar esa tendencia errante, Calleja introdujo un doble cambio. Brugui y Lozano entraron por Cantero y Dani Gómez con la misión de aportar frescura y desparpajo. Funcionó. El equipo se volvió a adueñar del esférico. Supo enfriar la reacción del rival y, a falta de diez minutos para el final, rematar la faena con una acción a balón parado. Falta escorada lanzada por Lozano y sutil, casi inapreciable, remate de cabeza de Brugui que dejó congelado al portero alfarero. El conjunto granota, como la victoria de este sábado, se va haciendo a fuego lento.

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