El Levante acaricia la historia en el Camp Nou

El Levante de Paco López se presentó en el Camp Nou dispuesto a hacer historia. Y la gesta se escapó por poco. Muy poco. El conjunto granota, que nunca ha puntuado en el estadio del Barcelona, se marchó con los bolsillos vacíos. Pero también lleno de orgullo. Los de Paco López, sin ningún tipo de complejo, se lucieron durante la primera media hora y aguantaron con su portería a cero durante 76 minutos. Hasta que uno de los escasísimos errores despejó el camino a Messi. Nadie tiró la toalla. El Barça terminó embotellado y clamando el pitido final. Una derrota por la mínimo que devuelve al equipo a la zona de descenso, aunque recuerda que hay nivel para mirar arriba.

Paco López apostó por mantener aquello que funcionó ante el Getafe y sólo introdujo un cambio en el once. Melero abandonó su posición natural para caer a la banda izquierda. Fue la solución aplicada por el técnico valenciano para juntar en el centro del campo a dos futbolistas que han demostrado su influencia en el equipo como Vukcevic y Malsa. Precisamente, el pivote francés, en constante crecimiento, se sacó de la chistera un pase bombeado en busca de la diagonal de De Frutos. El segoviano no alcanzó el cuero por escasos centímetros. Con esta actitud entró el Levante en el partido. Los granotas, muy compactos, se sentían cómodos cada que vez que recuperaban la posesión.

El encuentro arrancó con muchísimas alternativas. Con el Levante hallando espacios a base de rápidas y precisas asociaciones entre los centrocampistas y los atacantes. La idea estaba clara. Y antes del cuarto de hora, De Frutos, otra vez él, se convirtió en amenaza. El joven extremo, quien hace un año y medio explotaba en Segunda B, actuaba anoche en un escenario como el Camp Nou. Y de repente, tras un excelente pase entre líneas de Roger, el prometedor jugador se vio cara a cara con el gigante Ter Stegen. Su disparo con la zurda, su pierna menos buena, se topó con el arquero alemán.

Malsa, puro despliegue físico, se mostraba muy atento. Igual que un Aitor que iba a erigirse en uno de los protagonistas. El guipuzcoano reaccionó a la perfección para atajar un tiro cruzado de Braithwaite. El ritmo era frenético y Roger, con una genialidad, conectó con Dani Gómez, cuyo lanzamiento se marchó cerca del larguero.

El Levante fue retrocediendo líneas con el paso de los minutos, encomendándose a contragolpes con cada vez menos hombres. El caudal ofensivo del Barça ya hacía mella. Entonces Aitor comenzó a desesperar a Griezmann. El delantero francés lo intentó primero con un cabezazo a quemarropa y luego con una potentísima volea dentro del área. En ambos casos, asistido por Messi. Y en ambos casos, tropezando con los reflejos felinos del guardameta vasco. Crecían los problemas de los granotas para desmontar la magia del Barcelona.

Con la misma dinámica empezó el segundo acto. Los de Koeman volcaban sus ofensivas por la banda de Coke. Coutinho, bien arropado por Jordi Alba, creaba desajustes en la zaga granota. El Barcelona insistía, aunque sin la lucidez necesaria para abrir el marcador. Y el Levante trataba de resistir atrás y buscar a sus delanteros con juego directo.

En esa coyuntura, Paco López miró al banquillo en el minuto 67. Triple cambio. Miramón, Radoja y Morales tomaron el relevo de Coke, Vukcevic y Roger. Unos movimientos con los que el técnico trató de inyectar frescura en puestos clave y velocidad.

Aitor seguía a lo suyo. Haciendo la vida imposible a los atacantes del Barça. Mandó a córner un lanzamiento cerrado de Messi. Pero el astro no iba a perdonar en la siguiente ocasión. Malsa, quien estaba siendo omnipresente, se vio completamente acorralado por Braithwaite y De Jong al recibir un balón en el centro del campo y la pérdida acabó con el argentino encontrando la espalda de Postigo y Miramón y abriendo la lata.

Era el minuto 76 y el Levante no iba a bajar os brazos. Sergio León y Son, recién incorporados al partido, fabricaron una excelsa combinación que metió el miedo en el cuerpo a Ter Stegen. Morales, quien se había desplazado a la banda izquierda, ponía en aprietos al Barcelona con su verticalidad.

El Comandante se hizo notar. En el tiempo añadido, un obús suyo fue desviado por Umtiti con el brazo y el VAR revisó la acción, pero entendió que no había penalti. El Levante acabó encerrando al Barça y con Aitor intentado rematar en dos saques de esquina. Sobre la bocina, Son recogió un rechace y lanzó un misil que estuvo cerca de convertir el sueño en realidad.