La terrible tragedia del incendio de Campanar —que se cobró la vida de diez personas, entre ellas cuatro levantinistas— obligó a aplazar este partido entre Levante y Andorra. La apretada Segunda División, que no tiene descansos, obligó a colocar el encuentro entre semana para recuperar ... la jornada pendiente. Lo que iba a provocar una acumulación de minutos en las piernas de los azulgrana. Para combatirlo, Felipe Miñambres decidió apostar por rotaciones masivas. Hasta siete cambios respecto al último once titular. No funcionaron, como se pueden imaginar. Diferentes actores, misma película. El Levante no sufre atrás, es sólido. Pero le cuesta horrores hacer gol. Y tiene ocasiones. Pero no sabe aprovecharlas. Dani Gómez desesperó a propios y extraños con sus habituales acciones que derivaron en el clásico«pásala, chupón» del graderío. El día de la marmota granota, una vez más.
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Levante UD
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FC Andorra
Imagen paupérrima la del Levante. Pírrica. Insulsa. Sin apenas ideas y sin una idea clara de juego. Sin rumbo. Si bien el otro día ante el Sporting funcionó el 3-5-2, esta vez se armó en 4-4-2. A contracorriente es más difícil nadar. Un nuevo empate, en casa y ante un rival en puestos de descenso, que no sirve de nada. Un punto que no ayuda. El play-off a cinco de distancia y el sábado hay que visitar Burgos, uno de los escenarios más complicados de la categoría de plata. Hay maneras de complicarse la vida y ser aficionado del Levante es una de ellas. Honor a todos aquellos que en un miércoles laborable decidieron invertir dos horas de su tiempo en acudir al Ciutat de València. El espectáculo visionado de bien seguro no valió la pena el dinero que les costó la entrada. Y si son de esos que no pudieron ver el partido porque tenían que trabajar, hagánse un favor y no vean la repetición. Ganarán tiempo y no perderán pelo.
Y es que los siete cambios introducidos por Miñambres en el once para rotar los esfuerzos del equipo llegaban al duelo con poco bagaje. Valle volvió de lesión tras tres encuentros inactivo, aunque estuvo correcto. Maras disfrutó de su primera titularidad tras los 45 minutos que tuvo ante el Sporting, y volvió a confirmar que es un central aprovechable. Capa retornó al once tras dos jornadas en el banquillo, y se ganó no volver a jugar más. Oriol Rey fue de nuevo titular tras ser cambiado al descanso en Oviedo y disputar siete minutos el domingo. Clemente venía de estar defenestrado tras tres partidos sin jugar y dio la razón a aquel sector de la afición que no quiere ni verle. Cantero había disputado uno y siete minutos en los dos últimos compromisos, y en este, con la misma tónica. Velocidad sin control. Y Dani Gómez había salido de revulsivo para 35 minutos en los dos anteriores partidos. Normal, porque de cara a portería esta negado. El punta es como los anuncios de las pastas de dientes: toma mal nueve de cada diez decisiones.
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En la primera mitad —soporífera— la mejor ocasión la tuvieron los azulgrana, con un centro con zurda desde la derecha de Clemente que cazó Dani en el área pequeña. Su remate a bocajarro se estampó contra las manos de Ratti. Paradón, sí. Pero el disparo, al muñeco. El Andorra también tuvo las suyas y perdonó en dos o tres ocasiones claras que por poco, no acabaron en gol. Especialmente un disparo lejano de Lobete que se estrelló en el larguero tras una pérdida de Valle que dejó desprotegida a la zaga.
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Con la llegada del descanso, la música de viento sonó por todo el Ciutat. La afición quería más y el equipo, por momentos, actuaba con parsimonia. Como si no tuvieran prisa ni necesidad de buscar el gol. Algo que irritó al respetable. Tras el paso por vestuarios, por tercer encuentro consecutivo, Miñambres realizó un cambio. Fuera Capa, de nuevo nefasto y amonestado, y dentro Muñoz. Cambio de sistema, atrás el 4-4-2 del inicio y de vuelta al 3-5-2 que se impuso al Sporting. Andrés García, tras pasar una primera mitad desubicado en la izquierda, volvió a su diestra natural. Allí, más suelto y cómodo. Un simple cambio y todo el engranaje levantinista empezó a funcionar un poquito mejor.
Dani la volvió a tener. Un poco escorado, pero su definición al primer palo fue detenida por Ratti. Aunque como suele ser habitual con el delantero granota, la jugada estaba invalidada por posición antirreglamentaria. Felipe siguió agitando el avispero dando entrada primero a Pablo por Lozano, y posteriormente a Fabrício y Carlos por Dani y Clemente para buscar más oportunidades. Finalmente retornó Bouldini, por Cantero. No aportó gran cosa. El Andorra, que firmaba el empate, supo dormir el partido y apenas hubo ocasiones en los minutos finales. Oportunidad desaprovechada y de nuevo, mala imagen de un equipo sin rumbo.
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