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El camino del ascenso es abrupto. Y el Levante se ha convertido en un todoterreno, capaz de adaptarse a escenarios diversos en busca del único objetivo de la temporada. Ayer no era un día para florituras. Enfrente, un Burgos que se ha erigido en la gran sensación de Segunda División a base de consistencia y verticalidad. El conjunto entrenado por Julián Calero se ha colado en los puestos de play off con un fútbol práctico e intensísimo. Javier Calleja entendió que había que adaptarse a las circunstancias y apostó por un sistema innovador en busca de espacios. Fue un encuentro trabado, polémico por momentos. Y en ese intercambio de golpes, el técnico granota celebró la eficiencia de los suyos. Un gol de penalti firmado por José Campaña, sumado a la concentración defensiva, dio al equipo una victoria que le permite asentarse en la tercera plaza y rebajar la distancia con el segundo clasificado. La altísima competencia en la zona alta de la tabla reduce al mínimo el margen de error. Los azulgrana se vistieron de guerreros para adjudicarse una nueva batalla.
El Levante sigue ampliando su récord histórico de jornadas invicto en Liga profesional. Ya suma 16 partidos sin conocer la derrota. Es decir, desde la destitución de Mehdi Nafti. La directiva cambió el rumbo a tiempo. Ayer, el Levante recibía al Burgos sabiendo que rivales directos como Las Palmas, el Granada y el Alavés no habían fallado. Una presión con la que los granotas están obligados a convivir. Eso sí, el empate del Eibar ante el Leganés sirvió para que el cuadro de Calleja recortara un punto con el segundo puesto, colocándose a tres.
El Levante sabe que no va a pasar por la Segunda División como una apisonadora. Y ha aprendido a llevar la etiqueta de favorito al ascenso sin que suponga un lastre. Buena prueba de ello es la maniobra que realizó ayer Calleja alterando el esquema de juego para contrarrestar la solidez y las transiciones del Burgos. El conjunto azulgrana no brilló, no puso contra las cuerdas al contrincante, pero tuvo la eficacia necesaria para llevarse el triunfo. Y con varias acciones controvertidas, el VAR resultó decisivo y detectó el penalti que acabó decantando el duelo.
Otro motivo que hizo sonreír a Calleja con el pitido final fue el hecho de no haber encajado ningún gol. Y es que el Levante llevaba más de un mes sin blindar su portería. Concretamente, desde el 18 de diciembre, cuando recibió al Eibar en un choque que terminó con 0-0 en el marcador. Ayer, el Ciutat de València reforzó su condición de fortín.
Después del empate ante el Leganés de la semana pasada, en el que el Levante de Calleja ofreció su versión más gris, el equipo necesitaba reencontrarse con el triunfo para evitar las dudas. Y ayer llegaba a Orriols la gran revelación de la temporada: un Burgos que, con humildad y una filosofía nítida, se ha hecho sitio entre los candidatos a subir. El cuadro de Julián Calero, con un sistema de tres centrales, se iba a mostrar como un rival rocoso.
Calleja, después de valorar diferentes posibilidades, decidió modificar su habitual esquema para implantar un 3-5-2, con Vezo y Álex Muñoz ejerciendo prácticamente como laterales en fase ofensiva. Los carriles fueron para De Frutos y Saracchi. El uruguayo se alzó como la gran novedad del partido junto a Soldado. El ariete valenciano, quien llevaba dos meses sin ser titular, regresó al once inicial.
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El Levante comenzó apoderándose claramente del balón, aunque sin generar ocasiones. El Burgos, en cambio, intentaba hacer daño por medio del juego directo. Los de Calero trataban de coger desprevenido al Levante buscando al corpulento Mourad. El delantero marroquí se convertía en un incordio para la defensa granota. En el vestuario azulgrana se acuerdan perfectamente de él, ya que fue una pesadilla en la cita copera en El Collao del pasado curso al marcar dos goles. Entonces militaba en el Alcoyano.
Montiel se movía entre líneas, pero al Levante le costaba demasiado hallar espacios a pesar del despliegue ofensivo. Y el primer disparo entre los tres palos no llegó hasta el minuto 36. Pablo Martínez, un pulmón en el centro del campo, dibujó una volea en el interior del área que se topó con José Antonio Caro.
El ritmo fue subiendo. Elgezabal amenazaba y, al borde del descanso, el VAR detectaba un pisotón de Matos al escurridizo De Frutos. Pena máxima. Campaña volvió a asumir la responsabilidad desde los once metros, y no falló. Un disparo imparable. Alto, ajustado y potentísimo. Iguala a Bouldini como máximo goleador del Levante en Liga con cinco tantos. Todas las dianas del sevillano han llegado de penalti.
Campaña lleva tres jornadas seguidas marcando desde los once metros. Ayer, el gol fue un golpe anímico. El Levante entró en el segundo acto con el cuchillo entre los dientes. Pablo Martínez, cada vez más desatado y lúcido, estrelló un balón en el travesaño. Tiene un cañón en su pie derecho y una capacidad física descomunal. «Quizás sea de los centrocampistas más completos que he tenido», aseguró Calleja.
A falta de media hora para el final, Bouldini entró por Soldado. Sin embargo, el marroquí sólo duró ocho minutos sobre el campo. Tuvo que pedir el cambio debido a un mal gesto de la rodilla derecha y abandonó el campo llorando. No obstante, en el cuerpo técnico confían en que todo quede en un susto.
En busca de equilibrio, Calleja metió a Iborra, quien reapareció tras cumplir la escandalosa sanción de cuatro partidos. El encuentro entró en una fase de discontinuidad en el juego debido a las numerosas faltas. Fútbol trabado. De cuerpo a cuerpo. Tocaba remangarse y sufrir. Valcarce batió a Cárdenas, pero la acción estaba invalidada por manos. Tensión. Y el Levante supo jugar.
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