El Levante toca el cielo de las semifinales

86 años son toda una vida. La que ha pasado desde la anterior vez que el Levantese clasificó para las semifinales de la Copa del Rey y ayer. Los de Paco López tocaron al cielo al alcanzar esta ronda por segunda vez en su historia. Fue un partido vibrante. Apasionante. Que puso a prueba los corazones granotas, que tras el gol de Roger Martí latieron más fuerte que nunca. El destino tenía guardado un día así para el Pistolero, quien marcó en el último minuto de la prórroga el solitario tanto que sirvió para superar al potente Villarreal. La celebración de la diana y del pase quedará grabada para siempre en la memoria de unos futbolistas que sabían que acababan de escribir una de las páginas más doradas de la existencia del club. Pero el sueño azulgrana no ha acabado aquí.

Paco López mantuvo sus habituales rotaciones coperas, presentando un once competitivo pero haciendo sitio a algunos de los futbolistas menos habituales como Toño o Coke. Cárdenas, afianzado ya como segundo portero tras la cesión de última hora de Koke Vegas, volvió a situarse bajo los palos. En un partido que podía marcar un antes y un después en la historia del Levante, el técnico premió al arquero de Terrassa.

El primer aviso del Levante llegó pronto, a los tres minutos. Bardhi abrió un carril por la derecha y, con su guante, fabricó un centro peligrosísimo al que no llegó Dani Gómez por milímetros. Los de Paco López iban a tardar en gozar de otra ocasión de tal calibre.

Y es que el Villarreal saltó al césped con el cuchillo entre los dientes. Decidido a encarrilar la eliminatoria. Cárdenas no iba a tener una tarde plácida. Empezó enseñando sus reflejos despejando un cabezazo a bocajarro de Pau Torres. A la hora de defender, el Levante juntaba a tres centrales, incluyendo a Coke, y Son realizaba las funciones de lateral. Un 5-3-2 que se transformaba en 4-2-3-1 cuando los granotas recuperaban el cuero. El Levante estaba padeciendo ingentes problemas para neutralizar los balones colgados al área, donde los amarillos se imponían constantemente. Moi y Trigueros, con su movilidad y calidad, hacían mucho daño y generaban espacios por las bandas.

El Levante se mostraba espeso a la hora de construir fútbol. No conseguía que su segunda línea, formada por Son, Rochina y Bardhi, desequilibrase. Sólo había destellos aislados. En uno de ellos, un disparo cruzado de Dani Gómez obligó a Rulli a emplearse a fondo.

Pero el arquero atareado estaba en la otra parte del terreno de juego. Pasada la media hora, Cárdenas regaló otra gran intervención para atrapar un lanzamiento de Pedraza, quien estaba convirtiéndose en un quebradero de cabeza para Coke y Son.

El Villarreal llegaba con clarividencia. Apretaba. El Levante, por su parte, resistía con disciplina e intensidad. Sólo algún fogonazo inquietaba a los de Emery. Como una triangulación perfecta entre Rochina, Coke y Son, cuyo disparo se fue por encima del larguero.

Cárdenas seguía a lo suyo, sosteniendo al equipo. Así, desvió a córner un tiro durísimo de Alcácer, quien había descubierto la espalda de los centrales azulgrana. Pronto, en el minuto 55, Paco López empezó a mover sus piezas metiendo a Morales y Melero. Artillería pesada. En cualquier caso, el Villarreal mantenía el control y desplazaba el esférico con criterio y fluidez. Cada vez que se aproximaba al área granota, suponía una amenaza. En cambio, al Levante se le nublaba la vista cuando cruzaba la línea del centro del campo. Estaba atascado.

A falta de media hora para el final, Paco López realizó una maniobra clave introduciendo a Miramón y Roger. Ambos jugadores iban a tener un papel crucial en la reacción. Con el Pistolero, la pólvora estaba garantizada. Y entró con el propósito de prolongar su imponente racha anotadora.

A partir de ese instante, el partido tomó otro rumbo. Llegaron los mejores minutos del Levante. Morales empezó a crecer con su verticalidad y Bardhi comenzó a encontrar socios con los que desarrollar su talento.

Los azulgrana afrontaban el tramo decisivo del duelo en línea ascendente, aunque no se podían descuidar. Y Trigueros se encargó de recordárselo. El toledano lanzó un misil ajustado al palo que fue atajado por Cárdenas.

El partido estaba más abierto que nunca. Se rompía. Unas circunstancias que suelen sacar la parte más letal y atractiva de los granotas. Sin embargo, todo pudo torcerse a balón parado. Cuando el tiempo reglamentario estaba a punto de consumirse, Parejo dispuso de una ocasión clarísima. Un golpe franco desde la frontal. El rechace del portero llegó a Baena, cuyo disparo fue sacado sobre la misma línea de gol por Postigo.

Así se llegó a la prórroga. Con máxima tensión. El Levante se sentía cómodo y fresco. Los cambios estaban sacando la mejor versión del equipo. Alegre en ataque y sólido en defensa. Pero el ambiente se heló cuando Soto Grado señaló penalti de Melero sobre Pedraza. Para alivio granota, el VAR condujo al árbitro a rectificar, ya que el agarrón se había producido fuera del área.

La tanda de penaltis sobrevolaba el Ciutat... Entonces apareció Roger para evitar el siempre angustioso cara o cruz. En el último minuto de la prórroga, Morales penetró por la izquierda y, de memoria, supo dónde se encontraba el Pistolero con la caña preparada. El de Torrent, un depredador, fusiló para marcar y tocar el cielo. Todos, jugadores y técnicos, se abalanzaron sobre el delantero para celebrar un gol histórico. Sentimientos a flor de piel. No había tiempo para más. Desde 1935, el Levante no alcanzaba las semifinales del torneo del KO, ya que el título de la Copa de la República de 1937 sigue sin estar reconocido por la Federación. Los granotas quieren continuar volando.