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Este Levante es otro. Ya no languidece. Ahora cree. Juega con confianza. Con entereza. Con frescura. El equipo ha limpiado su cabeza y ha dado un giro de 180 grados a su mentalidad. Anoche no sólo ganó al Elche, sino que lo hizo con seguridad y contundencia. Supo desde el primer minuto cuál era el camino de la victoria y avanzó con paso firme. Sin titubear. Ofreciendo la mejor imagen de la temporada. El conjunto de Alessio Lisci ha resurgido. Portería a cero y recital de De Frutos. Felipe Miñambres, nuevo director deportivo del club, dijo en su presentación que hacía falta un «click» para reengancharse a la lucha. Y ahora, habiendo sumado siete de los últimos nueve puntos en juego, los granotas alimentan el milagro de la permanencia. Están a seis de los puestos de salvación a falta de los resultados de sus rivales directos. Golpe de efecto.
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Alessio mantuvo el bloque que había funcionado durante las dos jornadas anteriores. La defensa, idéntica. Son se asienta como carrilero izquierdo a pierna cambiada pese a la recuperación de Clerc y Franquesa. Y en el eje de la zaga no había opciones de cambio, ya que Vezo, Postigo y Mustafi siguen en la enfermería.
Antes de los diez minutos, Roger tuvo el gol en sus botas. Y en el origen de la acción, como no podía ser de otra manera, estuvo De Frutos. El segoviano se ha echado el equipo a las espaldas en los últimos encuentros y anoche avisó con un contragolpe que estuvo muy cerca de convertirse en el primer gol. Sin embargo, el Pistolero no cazó el esférico por escasos centímetros.
Una ocasión de oro que contrastaba con el dominio del Elche. Y es que el conjunto franjiverde comenzó adueñándose del esférico y tratando de hacer daño a base de internadas por las bandas y centros al área. Mojica y Tete Morente profundizaban en busca de dos poderosos artilleros como Carrillo y Lucas Boyé. Los argentinos se presentaban como una amenaza. Los de Francisco, conocedores de la habitual fragilidad de la defensa levantinista en el juego aéreo, insistían.
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No obstante, los centrales granotas resistían con aplomo. Róber, Duarte y Cáceres, bien situados, mantenían la concentración para neutralizar cada uno de los ataques del Elche. El Levante se encomendaba a los contraataques. A partir de esa seguridad defensiva, fueron creciendo los de Alessio. Estaban sueltos y hallaban con facilidad los espacios merced a la velocidad de Morales y, sobre todo, De Frutos.
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Malsa y Pepelu se empleaban a fondo en el doble pivote y cada recuperación del Levante metía el miedo en el cuerpo a los franjiverdes. La vocación ofensiva de Mojica dejaba vía libre a un De Frutos desbocado. El segoviano se había transformado en un bombardero. Y es que sus envíos al área iban cargadísimos de peligro. Y en el minuto 37, llegó el premio para los azulgrana, que estaban haciendo méritos de sobra para abrir la lata.
El Levante puso en práctica sobre el césped del Ciutat de València un contragolpe de libro. Roger robó el balón en la medular y De Frutos galopó por la banda derecha para fabricar un servicio perfecto hacia Morales. El Comandante, entrando como un puñal por el otro costado, marcó con suspense, ya que el cuero impactó en el travesaño antes de cruzar la línea de gol.
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El conjunto granota jugaba con convicción. Con fe. Con esa dinámica acabó el primer acto y arrancó el segundo. El Levante tenía ímpetu y fluidez. Sabía cómo tenía que hacer daño al rival. El encuentro estaba abierto. Con alternativas. El Elche fue ganando presencia y Alessio optó por introducir un cambio para dar una mayor consistencia al centro del campo. Melero relevó a Morales y el dibujo pasó a ser un 5-3-2, con De Frutos con total libertad de movimientos.
Y sólo dos minutos después, tras un pase entre líneas de Pepelu, el segoviano pisó el área, disparó en una posición demasiado escorada y se topó con Badía. Pero él mismo, con la ayuda de Malsa, se encargó de recoger el balón despejado por el portero franjiverde y fusiló para ampliar distancias.
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El Levante estaba completamente desatado. Y el partido se iba a poner todavía más de cara cuando, en el minuto 73, Gumbau fue expulsado con roja directa por una entrada temeraria a Pepelu en el centro del campo. Ya sobre la bocina, Melero culminó la goleada marcando a bocajarro después de una asistencia de un Dani Gómez que acababa de entrar. Una noche para soñar.
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