La fina línea entre la épica y el desconsuelo

Los 95 minutos que duró el

El Levante entró en el partido con la lección más que aprendida. Una presión alta e intensísima desde el primer segundo. Esa era la receta para tratar de sorprender a un Barcelona que, pese al revés en Eintracht, estaba lanzado en Liga. Los de Alessio arrancaron como un bloque que, en cuanto se hacía con el esférico, explotaba su verticalidad. A los cuatro minutos, Morales y Campaña ya habían amenazado a Ter Stegen.

Son y Miramón exhibían su profundidad como carrileros y Morales desconcertaba a los zagueros del Barça merced a su movilidad y sus caídas a banda. Con asociaciones rápidas y precisas, los granotas encontraban agujeros. La gran incógnita era cuánto tiempo iban a poder aguantar el ritmo.

El Barça dio al Levante de su propia medicina. Así, recurrió al juego directo para gozar de su primera ocasión. Ter Stegen realizó un saque larguísimo para Ferran Torres, quien descubrió la espalda de la zaga y falló ante Cárdenas.

El Levante iba teniendo más dificultades para asociarse. El conjunto catalán trataba de estirarse, aunque con serios problemas para romper la muralla granota. Los defensas mantenían una concentración plena, mientras que Radoja, Pepelu y Campaña recuperaban la posición con rapidez. La coordinación era total. Y entonces una genialidad de Morales animó otra vez a los granotas. El Comandante dibujó una espectacular eslalon entre Alves, Araújo y Jordi Alba y encaró a Ter Stegen. El portero alemán desvió ligeramente el balón y Eric García apareció para sacarlo sobre la misma línea de gol. El capitán granota se llevaba las manos a la cabeza. Había estado a punto de añadir una nueva obra de arte a su exquisita colección.

Miramón insistía por banda derecha y Roger estuvo a punto de cazar uno de sus centros. El Levante estaba ofreciendo un recital de solidaridad, repliegue y fluidez. Con la misma línea arrancó el segundo acto, aunque Cárdenas se tuvo que lucir para evitar el 0-1 en un testarazo de Ferran. Entonces, a partir del minuto 51, el choque entró en una fase vertiginosa. Munuera Montero señaló penalti de Alves sobre Son y Morales no falló desde los once metros. Décimo gol del Comandante en Liga.

Pero esto acababa de empezar. Sólo tres minutos después, el árbitro pitó una nueva pena máxima a favor del Levante. Manos de Eric García. Roger asumió la responsabilidad y Ter Stegen adivinó sus intenciones. Lástima. Los granotas desperdiciaban una ocasión de oro para ponerse 2-0.

Los siete minutos siguientes se iban a convertir en una pesadilla. Aubameyang se elevó entre Postigo y Róber para cabecear a bocajarro en el área pequeña y empatar. El tanto metió el miedo en el cuerpo al cuadro granota y Pedri firmó la remontada exprés con un preciso disparo tras una diagonal de Gavi. Jarro de agua fría.

Roger, sustituido por Dani Gómez, se iba desolado. El penalti fallado le atormentaba. A partir de ahí, el duelo se abrió por completo. El Levante, lejos de tirar la toalla, mantuvo la fe. No renunciaba a puntuar. Melero relevó a Campaña para aportar frescura y llegada. Había que asumir riesgos.

Así, en el minuto 83, ocurrió lo que parecía imposible. Otra pena máxima a favor. Un claro pisotón de Lenglet a Dani Gómez daba vida al Levante. Y esta vez tomó la iniciativa Melero, quien marcó e hizo estallar al Ciutat. Una locura.

Los granotas, lejos de conformarse con el 2-2, siguieron apretando. En el ida y vuelta, Cárdenas se hizo gigante para frustrar a Gavi en un mano a mano. Sin embargo, ya en el minuto 92, Luuk de Jong se adelantó a Postigo para cabecear al interior de la red y recordar que la línea entre la épica y el desconsuelo es demasiado fina.

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