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Fabrício disputa un balón contra el Elche. LUD
Crónica del Levante UD-Elche CF

Una remontada para soñar

El Levante levanta un 0-2 en contra y se reengancha a la pelea por el play-off. Los de Miñambres se reponen al dominio inicial del Elche que se vino abajo tras el penalti que desató la locura en el Ciutat

Marc Escribano

Valencia

Domingo, 24 de marzo 2024, 18:12

Caprichoso es el fútbol. Ese bendito deporte en el que todo puede pasar. Bien pues, el Elche practicó 67 minutos de altísimo nivel en el ... Ciutat de València –con un millar de aficionados franjiverdes desplazados— hasta que una acción lo cambió todo. Un penalti para el Levante le dio la vuelta a la tortilla y despertó a un equipo dormido y que parecía listo para enterrar sus opciones de pelear por el ascenso. Del 0-2 al 3-2 en cuestión de media hora. No traten de buscarle una explicación porque no la tiene. El Levante no jugó mejor que el Elche. Pero le puso más ganas, más corazón, y sobre todo, tuvo el apoyo de su gente. Así se ganan los partidos y así se pelea por cosas grandes.

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«Que sí, joder, que vamos a ascender» cantaban los ilicitanos desplazados, que se veían muy cómodos con la ventaja en el marcador. Rápido se callaron y dejaron de disfrutar. Hay que saber celebrar y no hacerlo antes de tiempo. Cuando el Elche se veía durmiendo a tres puntos del líder, Orriols despertó y el castillo de naipes ilicitano se desmoronó sin capacidad de reacción.

Y es que el partido comenzó con dominio franjiverde. Veinte minutos tardaron en dar el mazazo. Una llegada por la banda derecha de Arnau. De tanto insistir, encontró premio. Si es que el fútbol no es tan complicado. Uno, dos, desmarque del extremo, que llega a línea de fondo, levanta la cabeza, centro al área y remate de un punta. Así de fácil juega el Elche. Y así marcó, de cabeza, Tete Morente. La marca de Xavi Grande, bastante mejorable.

Tras el tanto, la poca ilusión que había en Orriols se desvaneció. No se exagera si se dice que desde entonces el partido se empezó a jugar en el Martínez Valero, ya que la afición del Elche se hacía notar mucho más. El juego plano del Levante, incapaz de superar la presión franjiverde provocaba que los de Felipe Miñambres optaran por lanzar muchos balones largos. La mayoría, en busca de la cabeza de Iván Romero. Qué manera de compliocarse. Al más bajito de los de arriba, estando a su lado un Mohamed Bouldini que no participó en nada. Es más, en ocasiones hasta estorbó a sus compañeros. De ahí la lógica y merecida pitada que recibió el equipo azulgrana al descanso. Los primeros 45 minutos fueron muy malos. Ni ambición ni ilusión. Todo lo contrario que el contrincante.

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Tras el paso por los vestuarios, parecía que en Orriols se proyectaba la misma película, con peor desenlace. El Levante salió todavía más dormido. Sin saber muy bien qué tenía que hacer para cambiar las cosas. Y como viene siendo habitual, en una jugada a pelota parada, los ilicitanos metieron el dedo en la llaga con el segundo. En un saque de esquina botado por Arnau, el veterano Mario Gaspar —que en verano sonó para fichar por el Levante— remató libre de marca en el área pequeña para soprender a un Andrés que, quizá, pudo hacer algo más. Pero como para pedirle al que te está salvando de cosas peores. El nivel defensivo granota es paupérrimo y ahí el Elche no perdona.

Intentó agitar el banquillo Miñambres a la hora de encuentro. Lozano y Andrés García al campo por Romero y Bouldini —que recibió una fuerte pitada a su salida del campo por su bajo rendimiento—, que no tuvieron su mejor tarde. Pero ni ellos ni ninguno. Difícil destacar a un jugador del Levante hasta ese momento. El que suele ser siempre clave, Carlos Álvarez, se cayó de la convocatoria a última hora por problemas físicos.

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Y pudo hacer más el Elche. Tete Morente estrelló otro cabezazo en el segundo palo contra el travesaño ante una pasiva defensa granota que perseguía sombras sobre el terreno de juego. Los de Beccacece, con el marcador a favor, tocaban y tocaban, generaban juego, encontraban espacios y movían de lado a lado a los granotas, incapaces de recuperar una posesión que necesitaban si querían sacar algo de provecho.

Y de un chispazo, todo cambió. Un balón al espacio de Pablo a la carrera de Álex Muñoz. Derribo de Josan y penalti claro. Tras un pequeño debate por ver quién lanzaba, Dela tomó la responsabilidad. El central, que está siendo el mejor jugador de largo en los últimos meses, no falló. Gol y Orriols se reenganchó. Y vaya si lo hizo. La afición del Elche enmudeció y se empezó a soñar con la remontada. En cuestión de minutos, el panoraba era totalmente diferente. El viento soplaba a favor de los locales y con ello encontró Brugué, otra vez él, el tanto del empate. Como en Zaragoza, el Levante levantó dos goles de desventaja llegando a igualar la contienda. La grada visitante, que con el 0-2 se veía ya ganador, celebró agitando las linternas de sus móviles. Con el 2-2, el Ciutat respondió haciendo lo mismo. Porque hay que saber que en el fútbol, por muy bien que juegues y por muy mal que parezca que está tu rival, hasta el pitido final hay partido.

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Con la moral por los aires, el Levante se lanzó a por todo. Más cambios ofensivos del Miñambres. Toda la carne en el asador. Dentro Dani Gómez y Róber Ibáñez. El delantero acabaría siendo clave. En un contragolpe, Brugué le dejó sólo ante Dituro con un sutil taconazo y el ariete granota no falló. Aparentemente defenestrado con la llegada de Miñambres al banquillo, aprovechó su oportunidad y marcó. Un gol que selló una remontada épica y que vale por tres puntos que reenganchan al equipo de Orriols a la pelea por el play-off. Qué bonito es el fútbol. Y qué poco sentido tiene. 60 minutos nefastos y 30 de éxtasis. Así es este Levante y así es la Segunda División.

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