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El Levante navega contra el viento. El conjunto azulgrana ha entrado en una dinámica alarmante. En la que, si algo se puede torcer, se tuerce. Fútbol espeso, desajustes defensivos, falta de mordiente... Ese es el caldo de cultivo. Y aparte surgen esos lances ... que marcan los partidos y que, en una dinámica tan negativa, siempre se decantan del otro lado. El equipo se muestra completamente negado. Este sábado, en el campo del Mallorca, el árbitro perdonó un penalti de Russo sobre Miramón, mientras que Morales desperdició la pena máxima que sí fue señalada en el tramo final del encuentro. Los granotas cayeron en casa de un rival directo y Paco López está más tocado que nunca. Con 16 jornadas consecutivas sin conocer la victoria, el técnico de Silla se encuentra en la cuerda floja. En principio, la directiva sigue confiando en la capacidad del técnico para enderezar el rumbo, aunque el margen de error se va agotando. El crédito mengua. Ahora llega un parón liguero por los compromisos internacionales y el paréntesis se va a hacer eterno. Toca reflexionar y cambiar por completo la mentalidad. El duelo con el Getafe en el Ciutat de València resultará crucial.
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Paco López devolvió la titularidad a Morales y apostó por Pablo Martínez en la banda izquierda. Los primeros minutos fueron esperanzadores. El Levante llevaba la iniciativa en el juego y se asentaba en el campo del Mallorca. El Comandante aparecía. Y estuvo a punto de hacer una de las suyas al protagonizar una cabalgada de 80 metros que evocó a sus jugadas antológicas. Esta vez, el desenlace no fue el esperado. Recuperó el esférico cerca de su área, se revolvió dejando atrás a tres futbolistas bermellones y pisó el acelerador a fondo. Cuando se aproximó a la portería de Manolo Reina, optó por ceder el balón a Pablo Martínez, quien se incorporaba por la banda izquierda. Sin embargo, el disparo del joven centrocampista se marchó demasiado desviado.
Instantes después, iba a producirse una de esas acciones que puede alterar por completo la historia de un partido. Miramón, dentro del área, fue zancadilleado claramente por Russo. El balón ya no estaba en juego. Pese a las reiteradas protestas granotas, Muñiz Ruiz entendió que no había penalti. A partir de ahí, el Mallorca dio un giro al encuentro y pasó a tomar el control. Dani Rodríguez puso a prueba a Aitor con un golpe franco en el vértice del área. Y Amath, potencia en estado puro, comenzaba a convertirse en un dolor de cabeza para la retaguardia azulgrana.
El Levante apenas conseguía rebasar el centro del campo y tanto Pepelu como Melero se centraban en las ayudas defensivas. Los carriles estaban atascados. Faltaban ideas, desborde... De Frutos lo intentaba sin lucidez por la banda derecha, mientras que Pablo Martínez estaba apagado por el costado izquierdo.
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Al borde del descanso, el enésimo contratiempo en forma de lesión. Tras despejar un balón, Clerc se dejó caer sobre el césped. Se había roto. Notó una molestias en el muslo de la pierna izquierda. El lateral catalán, el levantinista más fiable en lo que va de temporada, forzó la máquina y concluyó el primer tiempo. Y realizó su última aportación interceptando un extraordinario pase de Kang In Lee.
Y con el descanso, la tensión se disparó en Son Moix. El cuerpo técnico del Levante enfureció al escuchar, según Movistar+, a Pablo Maffeo diciendo a Paco López: «Cállate, te quedan dos días». Estalló una tangana en el túnel de vestuarios que obligó a intervenir a los cuerpos de seguridad.
Toni López, ayudante y hermano del entrenador del Levante, vio la roja durante la trifulca. El acta arbitral reflejó lo siguiente sobre la expulsión: «Una vez finalizada la primera parte esperó entre la zona de banquillos a un jugador adversario, increpándole de forma reiterada y agresiva teniendo que ser sujetado por numerosos miembros de su equipo». El segundo período, que arrancó con la entrada de Franquesa en lugar de Clerc, no deparó una reacción granota. Imprecisiones, nervios... El Levante sufría y jugaba con fuego, ya que el Mallorca se acercaba con ímpetu, sobre todo con balones colgados al área. Aitor sostenía al equipo.
Aun así, Róber Pier gozó de la ocasión más clara hasta el momento. Una oportunidad caída del cielo. Pepelu sacó un balón parado larguísimo y Duarte emergió en el segundo palo para cabecearlo y buscar al central gallego, quien disparó con Reina completamente vendido. Sin embargo, Valjent sacó el balón bajo los palos.
Aitor se volvía a alzar como el bastión del equipo. Y desesperaba a Kang In. El surcoreano se topó con el guardameta vasco en un mano a mano al aprovechar un despiste de Franquesa y, minutos después, entró en el área con una facilidad inusitada para fabricar un cañonazo. La mano salvadora del arquero iba a quedar empañada por un fallo clave.
Baba, sin oposición, firmó un testarazo que cogió desprevenido a Aitor. El portero reaccionó demasiado tarde y encajó el gol decisivo. Tras la revisión en el VAR por posible fuera de juego del ghanés, el tanto subió al marcador.
El Levante, sin recursos ni fe, trató de dar un paso adelante. Y a falta de seis minutos para el final, Morales tuvo el empate en sus botas. Mboula cometió manos dentro del área y el VAR reveló el penalti. El Comandante asumió la responsabilidad del lanzamiento después del reciente fallo de Roger, pero marró el disparo. Una tendencia peligrosa.
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