Qué duro es ser del Levante. Es que no se puede tener alegrías con este club. Ni cuando las cosas parecen ir de cara y ... estaban empezando a germinar las semillas de la ilusión que plantó Julián Calero al inicio de temporada. Y es pura ley de Murphy. Cuando algo puede salir mal, sale mal. El guion decía que tenía que ser un partido tranquilo. En casa, ante uno de los candidatos al descenso, con todo de cara para ganar y cerrar la jornada segundos en puestos de ascenso directo. Pero no, el fútbol no funciona así de fácil. Es muy caprichoso. El Racing de Ferrol asaltó el fortín del Ciutat de València, venciendo con un paupérrimo siendo el primer equipo de la temporada que consigue sumar de tres en Orriols, y forzando un frenazo en seco del Levante, que empezó la jornada cuarto, podía acabar segundo, y termina séptimo fuera del play-off.
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Levante UD
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Racing de Ferrol
Desde el inicio se veía venir la mala vibra. El Levante, con el debutante Manu Sánchez ya en el once y sin Giorgi Kochorashvili —en el banquillo— empezó un poco dormido. Quizá por eso de jugar lunes. Y el Racing de Ferrol, todo lo contrario. Desde el primer minuto, con el cuchillo entre los dientes y luchando por su superviviencia. De hecho, los visitantes dominaron la posesión en el tramo inicial del encuentro, consiguiendo combinar desde atrás sin mayores problemas. Así, llegó el gol. Josep Señé, el que sabe que el balón es redondo del Ferrol, encontró un pase filtrado entre líneas para el desmarque de Eneko Jauregi, que tras encarar a Dela, sacó un centro al área que salió ligeramente desviado por la rodilla de un Manu Sánchez que llegó tarde a recuperar su posición. Ese balón llegó al corazón del área, donde apareció un hábil Josué Dorrio —que le comió la tostada a Jorge Cabello— para desviar lo suficiente para introducir la pelota en el fondo de la red. Nada pudo hacer Andrés Fernández ante ese remate a bocajarro.
El silencio se apoderó de la grada. 'Otra vez la misma historia', debió pensar más de uno. Cuando todo se pone de cara en este club, siempre hay algo que sale mal. A muchos les entró por el cuerpo el fantasma del día del Ibiza. Aquel de hace dos temporadas, que terminó con un durísimo 0-0 que costó el ascenso directo y mandó al equipo al play-off, con el funesto final que todos recordamos ante el Alavés. Aquel partido tuvo un guion claro: un rival de la zona baja encerrado atrás, un portero rival ultramotivado jugando como si le estuvieran ojeando para el Bayern de Múnich, y un árbitro excesivamente protagonista. Pues ante el Ferrol, más de lo mismo.
El Racing, tras el gol, ya tenía medio trabajo hecho. Sólo les quedaba defender y perder tiempo, algo que hicieron ya desde los diez minutos. Jesús Ruiz se tomaba con mucha calma los saques de meta e impacientaba al público del Ciutat, que le reclamaba al colegiado una amonestación que no llegaba. Los saques de banda o las faltas, todas sin prisa. Los jugadores visitantes, lentos para levantarse del suelo tras un mísero contacto. Y demás tácticas oscuras. Normal, en su situación, lógicamente.
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Tardó casi media hora el Levante en tener su primer intento a portería. Lo probó Diego Pampín con su pierna no dominante, la derecha, pero desvió un rápido Jesús Ruiz, que la mandó a córner. En ese saque de esquina, tras un rechace a la frontal, apareció Sergio Lozano, hasta entonces inédito. Con un zapatazo, forzó otra gran intervención del portero ferrolano, que se lució deteniendo un balón que iba directo a la escuadra. Ya en la recta final del primer tiempo, el guatdameta rival intervino de nuevo para parar un remate de cabezza de Roger Brugué, que casi de espaldas, cabeceó como pudo un gran pase de cucharita de Lozano que superó por arriba a toda la defensa. El partido se marchaba al descanso con el Ferrol por delante y el público cantando el clásico «burro, burro» a un árbitro que pitaba faltas al Levante que no le pitaba al Ferrol.
Tras el paso por los vestuarios y sin cambios en ambos equipos, el guion del encuentro siguió siendo el mismo. Los primeros veinte minutos del segundo tiempo apenas tuvieron ocasiones y eso forzó a Calero a agitar el avispero. Dentro José Morales y Álex Forés, fuera Lozano y Romero. El Comandante tuvo una clara, cazando un balón suelto tras un saque de esquina, pero la mandó directa a Gol Alboraya. La cosa no terminaba de cuajar y entró más pólvora arriba: Carlos Espí y Kocho por Brugui y Pablo. Finalmente, entró Xavi Grande por Sánchez. Con el equipo ya volcado, Forés consiguió sacar un penalti, pero el VAR lo revisó y dijo que no, que era fuera del área, y por tanto, se anuló. La desesperación apoderó al equipo, que fue incapaz de conectar más de dos pases y de generar peligro. Con el pitido final, se consumó un derrape que esperemos que a final de temporada no se recuerde.
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