Galopada mortal de una bestia

Tiene 22 años, más espigado que fibroso, tremendamente elástico, con bastante desvergüenza y rápido, muy rápido. Así es Fabricio, un tipo surgido casi de la nada, capaz de deslumbrar por sí solo en un Carlos Belmonte que pedía sangre de revancha y que murió desangrado cuando este brasileño de zancada 'guepardina' le clavó los colmillos. Fabricio se ha convertido casi de la noche a la mañana en la gran sorpresa de esta categoría y Calleja, y por lógica el Levante, empiezan a obtener pingües beneficios de este delantero al que le sobra una pizca de egoísmo gratuito en situaciones como la que se produjo justo en el momento que se lesionó, cuando en lugar de darle el balón a Dani Gómez que entraba completamente solo a su derecha prefirió volver a agujerear la portería local sin poder superar al portero.

Otro día, con otras circunstancias, a Fabricio le habrían devorado sus propios compañeros porque esa contra habría significado a los seis minutos de la reanudación la sentencia definitiva. Pero este viernes, al Levante le importó menos caer en este lujo innecesario. Lo tenía todo encarillado y bien cosido por Calleja, que si en otros partidos no ha sabido cómo meterle bocado a algunos rivales, esta vez lo bordó. Cambió el sistema, se pertrechó detrás con músculo, altura y experiencia, inyectó claridad en el centro del campo y metió al primo de Usain Bolt en una pista de aterrizaje de 60 metros para que disfrutara como un niño.

La ejecución del 0-1 y la del 0-2 fueron sencillamente perfectas. En las dos tuvo Lozano mucho de culpa. En la primera, cuando dio el servicio sonó el pistoletazo para una carrera desmedida de Fabricio, que hizo que Datkovic pasara una de las peores noches de su vida como central. Un toque, dos, tres, cuatro y golpeo ajustadito al palo para que acabe entrando. Yo me lo guiso, yo me lo como. El Carlos Belmonte enmudece y unos cientos de granotas ponen el grito en el cielo. Vaya golazo. Arrancó en su propio campo –para que el VAR no la acabara liando como casi siempre– y los rivales y compañeros sólo pudieron seguirlo con la mirada. Fabricio había acabado antes de los veinte minutos de juego con todas las aspiraciones del equipo de Rubén Albes que parece que no sabe por qué le tiene tanta manía el Levante. En la promoción de ascenso le metió seis goles (1-3 y 3-0) y ayer otros dos para que la fiesta no decaiga.

Ah, y por si había alguna duda de cómo se las gasta el Levante, pues el segundo fue poco menos que más de lo mismo. Esta vez, Bouldini recupera en tarea defensiva el balón, Lozano pone a trabajar la maquinaria y como no está Fabricio, balón en la contra de cuatro atacantes contra dos defensores para que Pablo Martínez se las apañe con elegancia y enchufue el segundo.

El Levante no necesita más ingenios. Le basta con defender con orden, ponerle criterio en el centro del campo y pegar petardazos arriba cuando tocan. Fueron dos pero bien que pudieron ser tres o cuatro. Cierto es que el Albacete metió minutos a los azulgrana cerca de su guarida, pero nunca supo meterle miedo en el cuerpo.

Aún así, la fiesta aún pudo ser mayor. También con Fabricio como protagonista. Una colada de Álex Muñoz, casi como quien va de la cocina al salón de su casa, dejó el pase del central para que Fabricio, dentro del área, tuviera tiempo suficiente para controlarla, levantar la cabeza y ajustar el envío. Salió fuera por poco. Parece que al brasileño no le van las tareas fáciles del hogar. Prefiere todo lo complicado para hacerlo sublime. La mejor lectura de la rentabilidad que se le puede sacar a este chaval la tiene bastante interiorizada Andrés Fernández. Cada vez que el guardameta granota atrapaba el balón, con su equipo, replegado, buscaba siempre con la mirada a Fabricio para ponérsela. Ahí va y te buscas la vida, que tú de correr sabes un rato. Es un arma a tener pero que muy en cuenta para los levantinistas cuando tengan que desenvolverse lejos del Ciutat, porque pararle va a ser bastante complicado. Lo malo es la lesión, lo bueno es que el mismo día que ha caído lesionado se ha reincorporado a la causa Iván Romero, sin olvidar que Pablo Martínez va sumando minutos, mando y hasta goles. Noche redonda desde luego, porque se le pueden poner pocos peros al Levante.

Si el Albacete va a ser uno de los rivales a tener en cuenta para la lucha final, demostrado está que de momento está un peldaño por debajo de los azulgrana. Con esa perspectiva, la afición disfrutará del largo fin de semana festivo echando de menos, eso sí, el reciente 'guinde' del VAR que hubiera dejado líderes a los levantinistas aunque fuera por unas horas.

Fue seguramente el partido más completo del Levante en lo que llevamos de Liga. No son muchos los jugados, es verdad, pero la colecta de Calleja va sumando adeptos y, lo que es también importante, el balance empieza a ser más que positivo independientemente de las variantes de juego por las que se adopten. En casa siempre es otra historia, pero fuera desde luego esta opción se sitúa entre las más atractivas. El día que Dani Gómez sepa transformar toda su lucha y brega con acierto de cara al gol, ese día no habrá quien frene a este Levante. El delantero se pelea con quien haga falta y tiene ideas que si resultaran no serían del todo malas, pero le falta estar en el sitio justo y en el momento adecuado.

Del resto, hay que quedarse con el trabajo del colectivo en general. Si Álex Muñoz falla, ahí está Postigo para echarle un cable o Andrés Fernández para poner los guantes; si a Oriol Rey le achuchan, ahí están Brugué y Lozano para darle aire, y si alguno se despista, más le vale que espabile porque la maquinaria levantinista parece que ha puesto velocidad de crucero.

• Temas
• Fútbol
• Albacete
• Usain Bolt
• Sergio Postigo
• Segunda División